Salud mental
Por: Sofía Leviaguirre
No todos los traumas nacen de una gran tragedia. Aquí te dejamos algunas señales de que tienes traumas con el abandono.
Si sientes ansiedad cuando alguien se aleja, te aterra que no te contesten o vives esperando ser elegido, ojo, porque estas son algunas señales de que tienes heridas de abandono. También puede mostrarse al revés: eres quien se aleja primero “para que no te dejen”, te cuesta comprometerte o pierdes el interés justo cuando alguien te trata bien. En cualquier caso, hoy te ayudamos a identificar estas señales y averiguar cómo arreglar algunos de los traumas.
No todos los traumas nacen de una gran tragedia. A veces, vienen de pequeñas ausencias: una promesa que no se cumplió, un “luego te explico” que nunca llegó o un abrazo que faltó cuando más lo necesitabas. El trauma del abandono a veces se disfraza de independencia o de “yo no necesito a nadie”. Pero tarde o temprano, tus relaciones lo delatan.
La herida del abandono suele marcarse en la infancia, cuando el amor o la atención fueron inconsistentes. Tal vez tus padres estaban presentes físicamente, pero ausentes emocionalmente. O quizá creciste sintiendo que tenías que ganarte el cariño. Estas experiencias crean un patrón: aprendemos que el amor no es estable y puede irse sin aviso. Entonces pasamos la vida intentando evitar que eso vuelva a pasar. No es tu culpa. Pero sí es tu responsabilidad sanarlo.
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Claaaro que lo obvio es ir a terapia. Buscar un psicólogo que haga match contigo y trabajar los problemas poco a poco. Pero sí hay algunas cosas que puedes hacer para identificar estas señales de que tienes traumas con el abandono y empezar a trabajarlos contigo. Así que aquí te van unos tips de un kit de supervivencia básico para superar el trauma.
No desde la culpa, sino desde la conciencia. Observa cómo se repite: ¿te sientes más cómodo en relaciones donde tienes que esforzarte por atención? ¿Te alejas cuando alguien te muestra afecto genuino? Nombrarlo es el primer paso para romperlo.
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Ya lo dijimos, la terapia es crucial. Terapias enfocadas en apego o EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimiento Ocular) son herramientas poderosas para reprogramar la forma en que tu mente percibe el abandono. Sanar no borra el pasado, pero cambia cómo lo llevas contigo.
Aprende a darte lo que esperas de los demás: atención, contención, cuidado, tiempo. Cuanto más capaz eres de sostenerte a ti mismo, menos dependes del amor externo para sentirte completo.
Rodéate de personas estables, predecibles y confiables. Al principio puede sentirse “aburrido” si estás acostumbrado al caos, pero la calma también es amor. Sanar el abandono no se trata de “dejar de necesitar”, sino de aprender a sostenerte mientras eliges a otros sin miedo. Porque cuando entiendes que no necesitas que te elijan para valer, por fin puedes amar desde la libertad, no desde el miedo a quedarte solo.
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Por: Sofía Leviaguirre