Salud mental
Por: Erick Pinedo
Ser un buen aliado LGBT no debe ser moda ni pose de Instagram: es entender, respetar y actuar. Te decimos qué hacer para empoderar a personas LGBT sin caer en discursos vacíos ni en el típico “yo tengo un amigo gay”
Ser aliado no se trata de colgarte la banderita un mes al año. Va más allá de pintarte la cara en junio y subir selfies con arcoíris. Va de verdad: de cuestionarte, abrir conversaciones incómodas, y usar tu privilegio (sí, ese) para defender a quien históricamente ha sido ignorado, agredido o invisibilizado. Aquí van unos consejos para empoderar a personas LGBT desde lo neta, no desde el “yo no soy homofóbico pero…”
Parece básico, pero no sabes lo que suma. No quieras tener la razón, ni explicarles su vida. Pregunta, escucha y aprende. Como dice la Universidad de Harvard en su guía para crear entornos inclusivos, el primer paso para apoyar es dejar que la otra persona defina su experiencia sin que tú la acomodes a tu visión del mundo.
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¿Tu compa trae pareja y no sabes si decirle “tu novia” o “tu novio”? Pregunta cómo se identifica. Es mejor pecar de prudente que de metiche. Y no, no es “exageración generacional”, es respeto básico.
Si escuchas un chiste transfóbico, un comentario pasivo-agresivo o una conversación incómoda, no te rías “por compromiso”. Párale el tren al hate. Según GLAAD, la organización de medios más grande del mundo en temas LGBT, los aliados activos ayudan a reducir la violencia verbal y física en espacios sociales y laborales.
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La ropa, el lenguaje, los memes que compartes, tus ideas de familia, lo que das por hecho… muchas veces traes cargando siglos de prejuicio sin que te des cuenta. Ponte lentes morados, de arcoíris o lo que quieras, pero revísate. La American Psychological Association dice que hacer trabajo interno es clave para construir empatía real y duradera.
Todos la hemos regado. Lo importante es no ofenderse si te corrigen. Agradece y corrige. Así se construye comunidad: desde la humildad, no desde el “yo ya soy woke”.
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Apoyar a la comunidad LGBT no tiene que ser una misión imposible ni un checklist que taches por quedar bien. Se trata de crear espacios seguros, de acompañar sin apropiarse y de reconocer que tu privilegio puede marcar una diferencia enorme.
Empoderar a personas LGBT empieza por no hacerse pato. Si estás en este trip, ¡bienvenido! Aquí no se juzga, se construye. Y sí, se vale preguntar, ahora que ya leíste estos consejos para empoderar a la comunidad, ve esto:
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Por: Erick Pinedo