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10-08-2025 22:37:18
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¿Eres un pill junkie? El problema de automedicarse

Salud

¿Eres un pill junkie? El problema de automedicarse

Por: Edilberto Pena

Si todos los días te autorrecetas una pastillita ante el dolorsito más leve, probablemente estás en problemas. Conoce el problema de automedicarse

Si te atiborras de antigripales, antidiarreicos, laxantes, analgésicos, antibióticos o ansiolíticos sin prescripción, puedes terminar con gastritis aguda, dolores de cabeza o insuficiencia renal. Conoce el verdadero problema y por qué no automedicarse. 

¿Pill junkie? ¿Por qué no automedicarse?

Todos tenemos alguna tía que en el fondo de su ser es doctora frustrada, que se sabe el nombre de los chochos mejor que los pasajes bíblicos o que tiene de centro de mesa el PLM o el Vademécum (esos libros gordos con información para recetar).

Tal vez no solo tienes una tía con instintos de enfermera, sino que tú mismo los tienes. Echarte un painkiller de vez en cuando está bien, pero si todos los días te recetas una pastillita ante el síntoma más leve, estás en problemas.

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No, no te justifiques con que eres un achacoso, el 75% de los adultos de todo el mundo sintió alguna molestia física en la última semana, pero si por cada dolor de uñas tuvieras que tomar una pastilla, sería el cuento de nunca acabar. El uso continuo de medicamentos sin prescripción puede ser señal de que eres un hipocondríaco –y que más bien necesitas terapia– o de que ya desarrollaste una adicción.

Cerebro adicto

El cerebro de las personas adictas funciona de la misma manera sin importar a lo que son adictos. You name it: drogas, azúcar, sexo, apuestas, deportes o medicamentos.

El punto es que estas personas tienen niveles mucho más bajos de dopamina, y el puro hecho de pensar en la sustancia a la que son adictas activa esa poquísima dopamina que queda en su sistema de recompensa cerebral. Por ejemplo, si tienes hambre y se te antoja un jugoso rib eye, empiezas a sentir el placer que te dará antes siquiera de pedirlo. Así de poderosa es la dopamina, y si nos remontamos a las épocas de los cavernícolas, necesitábamos estímulos así de tentadores para asegurar la reproducción de la especie.

El problema es que ya no necesitamos estos mecanismos y estas conductas del cerebro nos terminan causando una ansiedad terrible si no conseguimos el chocho, el trago, el cigarrito.

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Y no lo quitan los chochos…

Las pastillas preferidas de los pill junkies son los analgésicos. Su uso continuo puede causar gastritis severa, insuficiencia renal o dolores de cabeza, provocados por el abuso de la sustancia.

Otras medicinas que se usan mucho sin el visto bueno de un doctor son antigripales, antidiarreicos, laxantes y unos que merecen mención aparte: los antibióticos. El uso sin control y exagerado hace que las bacterias muten y se hagan más resistentes. Dirás que es difícil abusar de los antibióticos, pero seamos honestos, desde que no los venden sin receta han proliferado una cantidad de “doctores similares” que por 30 pesos te recetan la farmacia completa. 

Es muy diferente ser un hipocondríaco a atascarse de medicinas fuertes (un tafilito porque qué ansia) que sirven para tratar enfermedades serias. Si ya estás en estos niveles ¡aguas!, porque lo más seguro es que tengas un problema de adicción.

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Los estimulantes

Los más comunes se llaman anfetaminas, ¿te suenan?, su uso médico debería limitarse al control de peso y a los problemas de déficit de atención. Pero se abusa de ellas de diferentes formas, lo más común es que sean usadas para enflacar o por personas que necesitan estar mucho tiempo despiertas, por ejemplo, estudiantes universitarios, camioneros, médicos o enfermeras de guardia.

Aunque sí dan mucha energía, el problema de automedicarse estimulantes es que realmente no funcionan para poner atención ni para concentrarse mejor a largo plazo, además, al consumirlos deliberadamente se desarrolla una tolerancia a su efecto y se necesitan dosis cada vez más fuertes, esto es peligroso para el corazón. En la tabla, los estimulantes del sistema nervioso son el Adderall y el Ritalín, juntos suman un consumo del 10% en los adolescentes de Estados Unidos.

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Los tranquilizantes

Las benzodiacepinas, como el Rivotril, Tafil, Ativan o Valium son de los medicamentos más consumidos en el mundo (los únicos que les ganan son las pastillas para la disfunción eréctil). Su uso correcto es temporal para tratar trastornos de ansiedad, pero su mal uso empieza en querer resolver con ellos el estrés de la vida cotidiana. Como si fueran una salida fácil. Igual que los estimulantes, generan tolerancia, las dosis van aumentando hasta que quienes los toman deliberadamente parecen zombis. Cuando te los receta un profesional no tienes por qué temerle a la adicción, esto solo pasa cuando los subestimas y te atascas.

Analgésicos derivados del opio

¿Recuerdas las pastillas mágicas del Dr. House? Pues se llaman Vicodin y además de quitar el dolor, te hacen sentir muy bien (temporalmente). Quitan el dolor, pero mucha gente se encariña con sus efectos, acuérdate que se derivan del opio, y nadie está para negar que sí son muy agradables, pero en serio, ser adicto a ellos es muy desgastante.

Los jarabes para la tos también están hechos de opiáceos. ¿Recuerdan el ingrediente secreto del famoso trago Flaming Moe’s, de Los Simpsons? Era un jarabe para la tos. El problema de automedicarse este jarabe es que, tomados en dosis exageradas, producen síntomas alucinatorios y desapego de la realidad.

Ahora que ya leíste por qué no automedicarse, checa esto:

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Por: Edilberto Pena

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