Salud mental
Por: Sofía Leviaguirre
Hay señales de violencia que minimizamos. Si identificas alguna de ellas, corre, denuncia, y ponle un alto al ciclo.
Hay señales de violencia que minimizamos, pero que no son chiste. Si identificas alguna de ellas, corre, denuncia, y ponle un alto al ciclo. Acuérdate que no estás solo, y ponerle nombre es el primer paso.
La violencia muchas veces se disfraza de amor, de preocupación o de “carácter fuerte”. Y por eso, es tan fácil normalizarla. Puede llegar en forma de control, de manipulación, de celos desmesurados, o de silencios hirientes. Aprender a identificar esas señales es el primer paso para detener un ciclo que, de lo contrario, puede escalar hasta estallar.
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Si tu pareja dice que revisa tu celular “porque te quiere”, ¡corre! Revisar tu teléfono, tus mensajes o tus redes sin tu consentimiento es una forma de control psicológico. No es amor, es vigilancia.
Los celos no son prueba de cariño, son una señal de inseguridad y posesión. Nadie debería hacerte sentir culpable por tener amistades, trabajo o vida propia.
Gritar, insultar o degradar a alguien nunca, pero nunca, es normal. El maltrato verbal es violencia psicológica, aunque no haya contacto físico. “Me cela porque me quiere”, “Me grita porque le importo”, o “Revisa mi celular porque así nos llevamos” son cosas que a veces decimos con resignación o incluso humor, pero en realidad son alertas rojas. Restarles importancia solo refuerza a la idea de que el amor duele, y no debería ser así.
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Se da a través de la manipulación, el control emocional, la culpa o la humillación. Es la más común y la más difícil de detectar, porque deja heridas en la autoestima, no en la piel.
Aparece cuando alguien controla tu dinero, te impide trabajar o decide por ti cómo gastar. No se trata solo de “ayuda” o “protección”: es una manera de limitar tu independencia.
Cualquier tipo de presión, coerción o acto no consentido, incluso dentro de una relación, también es violencia. No necesitas decir “no” para que sea abuso: el silencio, el miedo o la obligación son señales claras.
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Hablar es difícil, pero callar puede ser más peligroso. Si algo no se siente bien, confía en tu intuición y busca apoyo.
Reconocer la violencia no te hace débil, te hace consciente. Y la conciencia rompe el silencio y salva vidas. Si alguien controla, humilla, presiona o limita tu libertad, eso también es violencia.
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Por: Sofía Leviaguirre