Salud mental
Por: Erick Pinedo
La paciencia no es solo aguantarse, es saber cuándo vale la pena esperar, y con estos 4 ejercicios para desarrollarla, lo vas a lograr.
Vamos al grano: si crees que tener paciencia es quedarte callado con cara de Buda mientras todo a tu alrededor arde… estás equivocado. En un mundo donde todo es “para ayer”, la paciencia no es una debilidad. Y sí, se puede entrenar. Descubre cómo desarrollar la paciencia con estos 4 ejercicios respaldados por la ciencia, y conviértela en un súper poder clave para tu bienestar.
La paciencia es más que aguantar las ganas de gritarle al del call center: es una habilidad que te ayuda a tomar mejores decisiones, llevarte mejor con los demás, y estar más en paz contigo mismo. De hecho, un estudio publicado en Psychology Today dice que ser paciente ayuda a manejar mejor el estrés, reduce la ansiedad y mejora tus relaciones. ¿Listo para aprender a ser más paciente sin volverte un gurú del yoga?
No necesitas incienso ni mantras raros. El mindfulness es básicamente prestar atención a lo que estás sintiendo sin complicarte. ¿Suena simple? Puede serlo, pero funciona. Un estudio en Frontiers in Psychology demostró que practicar mindfulness reduce el estrés y la ansiedad. Así que, la próxima vez que sientas que vas a perder los estribos, respira hondo. Como si fueras a dar una charla TED. El autocontrol empieza ahí: en una pausa.
Si todo te desespera y todo lo quieres ya, tal vez el problema no sea el mundo… sino tus expectativas. Aprender a ver las cosas desde otra perspectiva es clave para ser más paciente. La Universidad de Berkeley lo respalda: reformular lo que pensamos ayuda a ampliar nuestra tolerancia emocional. Así que cambia el “¡¿por qué tarda tanto?!” por un “llegará cuando tenga que llegar”.
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A veces somos muy duros con nosotros mismos cuando nos desesperamos. Pero hablarte mal solo empeora las cosas. Ser paciente contigo también cuenta. Tratarte como tratarías a tu mejor amiga en un mal día te ayuda a calmarte más rápido. Puedes escribirte una carta compasiva, respirar un momento antes de reaccionar o simplemente recordar que estás haciendo lo mejor que puedes. VeryWell Mind sugiere estas prácticas como un camino real para tener más equilibrio emocional.
Sí, la gratitud también ayuda a desarrollar la paciencia. Un estudio que salió en TIME Magazine encontró que la gente agradecida es más capaz de esperar recompensas a largo plazo sin desesperarse. ¿Cómo empezar? Fácil, escribe cada día tres cosas por las que estés agradecido. No tienen que ser cosas enormes, incluso un “me quedó rico el desayuno” cuenta. Lo importante es entrenar a tu mente a ver lo bueno… y a saber esperar.
No necesitas irte a meditar al Himalaya para desarrollar la paciencia. Solo necesitas práctica, intención y un poco de buena onda contigo mismo. Es una habilidad real, útil y poderosa, no un lujo emocional. La paciencia no es solo aguantarse, es saber cuándo vale la pena esperar.
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