Salud mental
Por: Sofía Leviaguirre
Si sientes que el mundo está en tu contra, es posible que te tomes todo a pecho. Pero tranqui, aquí te contamos cómo no tomarse las cosas personales
Alguien te dejó en visto, tu jefe contestó seco, tu amiga canceló de último minuto… y ahí estás, dándole vueltas en la cabeza como si todo fuera un ataque directo. Spoiler: no todo gira alrededor de ti (en el buen sentido). Pero, ¿por qué nos cuesta tanto no tomarnos las cosas personales? ¿Cómo evitar que un comentario random te arruine el día? Aquí te te decimos cómo no tomarte las cosas personales.
Pues, depende a quién le preguntes. Algunas corrientes de la psicología dicen que sí. Albert Ellis, padre de la psicología cognitiva-conductual, decía que el mundo solo existe como lo percibimos.
O sea, el mundo existe, pero la lente que nosotros usamos para verla es lo que hace que exista para nosotros. Por eso, si andas triste todo el tiempo, lo que sea que te digan te va a sacar las lágrimas. Lo mismo pasa con tomarse las cosas personales. Cuando traemos puesto un lente rota, lo que sea que nos digan, nos afecta. Y lo que sea que pase, pensamos que el mundo nos está atacando.
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Bueno, para empezar, hay que ver por qué traemos esta lente puesta. Si insistimos en creernos el centro del universo, es porque algo más nos hace falta. Posiblemente sientes que no te están haciendo caso en un aspecto de tu vida importante.
Quizá ese aumento que pides y pides en la ofi nunca llega, o lo que le dices a tu pareja parece que le entra por una oreja y le sale por la otra, o ese grupo de amigas de toda la vida no’más no contesta a tus mensajes.
Todas estas cosas van haciendo que nos sintamos ignorados, y el subconsciente traicionero lo compensa. Entonces, juramos que el mundo está en nuestra contra, y que esa miradita que nos aventó el cajero de la tienda, cien por ciento fue intencional.
Bueno, ya que vimos por qué traemos la lente de “el mundo contra mí” puesta, podemos cambiarla. Lo primero es ir a la causa. Hay que acercarnos a ese espacio que nos está ignorando y abrir la conversación.
Empieza con un “tengo que decirte algo importante”, y después cuéntale a esa persona o grupo cómo te sientes. Una vez que hayas hablado con ellos, lo más probable es que la dinámica cambie, y así, vuelvas a sentirte escuchada dónde importa.
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Si sientes que esto tiene cero que ver contigo, entonces es probable que seas parte del grupo B, el grupo de los ansiosos. Así es, cuando estamos estresados, ansiosos, o sobre trabajados, estamos on edge.
Cuando estamos al borde de tronar, todo lo que pasa cerca de nosotros se siente como ataque personal. Esto tiene que ver con que la ansiedad y el estrés son estados de alerta. En estados de alerta, sentimos que tenemos que defendernos de todo, entonces pensamos que todo es un ataque contra nosotros, y somos más reactivos.
Si esto te suena a ti, te recomendamos meditar, pausar tu ritmo, y darte chance de un poquito de self care. Ya verás que cuando estás bien contigo, el mundo se vuelve menos agresivo.
@revistamoiEsta es la clave para ser feliz. Gabriel Rolón, psicoanalista, te cuenta en #Consultoriomoi qué pasa cuando vives obsesionado TODO el tiempo para ser feliz. Host. @julioluisgarcia Invitado. @gabriel.rolon Ve el episodio completo en nuestro canal de YouTube: Revista Moi.♬ sonido original – Revista Moi
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