Nutrición
Por: Sofía Leviaguirre
Si ya probaste todas las dietas y nada funciona, tienes que conocer al selenio y magnesio, los minerales que te ayudan a bajar de peso.
Si ya probaste todas las dietas y la báscula sigue sin moverse, no pierdas la calma. Tal vez no se trata de comer menos, sino de darle a tu cuerpo lo que no tiene. Por eso, aquí te contamos lo que tienes que saber sobre los minerales que te ayudan a bajar de peso.
Resulta que hay dos minerales que podrían estar saboteando tus esfuerzos: selenio y magnesio. Ambos son importantísimos para regular el peso, y cero se habla de ellos. Pero no te preocupes, que aquí está la solución para esa báscula atorada.
Pocas veces hablamos del selenio, pero sin él, la tiroides no funciona como debería. Y la tiroides es la reina del metabolismo. Si trabaja lento, tú también.
Cuando falta selenio en el cuerpo, te sientes cansado todo el día, tu piel se ve apagada, el pelo se cae más de lo normal y quemar calorías se vuelve misión imposible. El selenio ayuda a transformar las hormonas tiroideas en su versión activa, y hace que tu cuerpo queme más energía. Pero ojo, no exageres, porque el exceso de selenio puede ser tóxico.
Dónde encontrarlo: nueces de Brasil (con dos nueces cubres la dosis diaria), pescado, mariscos, pollo, huevos y cereales integrales.
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El magnesio es como esa amiga multitask que te resuelve todo. Regula músculos, sistema nervioso, hormonas y hasta tu estado de ánimo. Pero en el tema del peso tiene súper poderes. Controla la glucosa en sangre, lo que significa menos picos de azúcar y menos antojos de los malos. Reduce la inflamación, y mejora el sueño. Acuérdate que dormir mal es como firmar un contrato para aumentar grasa.
Dónde encontrarlo: cacao, aguacate, espinacas, plátano, frijoles, pistaches y semillas como chía o almendras.
No tienes que elegir, tu cuerpo necesita ambos. Pero sí puedes identificar cuál te hace más falta:
Lo más importante: no te automediques. Antes de comprar suplementos, consulta con tu doctor y empieza por ajustar tu dieta.
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Por: Sofía Leviaguirre
