Dinero
Por: Erick Pinedo
¿Te dura menos la quincena que la dignidad en viernes? Aquí te explicamos cómo dejar de gastar por impulso con trucos para que empieces a ahorrar sin sufrir
Si cada vez que ves el letrero de “50% off” tu tarjeta tiembla, no eres un caso perdido: tu cerebro está diseñado para caer en trampas que te hacen comprar por impulso. Pero, tranqui, aquí te contamos cómo dejar de gastar dinero en cosas innecesarias y trucos para engañar a tu cerebro que sí sirven.
Las compras impulsivas son una de las principales causas de ahogarte en pagos, según estudios sobre hábitos financieros en México de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco). Pero no te azotes: puedes reeducar tu cerebro. Conoce sus trampitas y dale la vuelta con estos hacks que no te van a fallar:
El núcleo accumbens —esa parte del cerebro encargada de procesar el placer— se activa cuando ves cosas que quieres comprar. Según la American Psychological Association, este sistema busca recompensas inmediatas, aunque no las necesites.
Truco mental: cuando veas algo que te trastorna (pero no necesitas), espérate 24 horas. Ese mini delay reduce que tu cerebro busque el placer inmediato y permite que la parte lógica tome el control. El famoso “piénsalo con la almohada”.
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Tu cerebro procesa mejor lo visual. Por eso, cuando ves tus metas financieras con dibujitos, gráficos o hasta stickers de colores, te motivas más que con una hoja de Excel sin alma. La Universidad de Cambridge demostró que visualizar metas concretas reduce los gastitos pendejos y aumenta el autocontrol.
Truco mental: dibuja tus metas, pégalas donde las veas diario y date mini recompensas al avanzar (pero no de “me voy de shopping”, gracias).
Cuando transformas un precio en horas de trabajo, a tu cerebro se le baja la loquera. Según estudios publicados en Frontiers in Psychology, cuando traes la emoción desbordada, gastas más. Y ahí es cuando la tarjeta llora.
Truco mental: la próxima vez que quieras comprar algo, no pienses “cuesta 1,500 pesos”, sino “me va a costar 7 horas de trabajo”. ¿Aún lo quieres?
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Muchas compras son “emocionales” (aburrimiento, tristeza, estrés). La psicología del consumo muestra que reconocer estos estados ayuda a detener la compra impulsiva, según la American Psychological Association.
Truco: Escríbelos en una nota, libre o en el cel, te ayudará a identificar más fácil porque cuando te sientes triste quieres correr por ropa nueva.
La regla de los 10 segundos/24 horas funciona: darle tiempo a tu cerebro reduce el impulso inmediato y te permite decidir con claridad si de verdad lo necesitas. No lo decimos nosotros, lo dice Harvard Business Review.
Truco: Si después de 24 horas siguen con ganas de comprarlo y tus finanzas te lo permiten, adelante, ¡cómpralo!
Estudios de behavioral economics muestran que la facilidad de acceso (un clic) es un gran disparador de gasto. Si lo complicas, reduces la probabilidad de comprar sin pensar.
Truco: Literal, ve y borra la app de Temu, Shein o la que más te haga gastar.
La teoría del dolor de pagar demuestra que al pagar con tarjeta sentimos menos “dolor” que con efectivo, lo que nos hace gastar más.
Truco: Lo ideal sería que destinaras cierto dinero al mes que vas a gastar en lujos o compras para ti, peeero si lo haces con el dinero en mano tal vez te lo pienses dos veces al ver cómo el dinero se va acabando en un dos por tres.
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Según la teoría del aprendizaje social de Bandura, copiamos las conductas de quienes nos rodean. Si tus amigos son compradores compulsivos, es más probable que tú también lo seas.
Truco: Analiza los hábitos de tus amigos, si cada que sales te dicen “para eso trabajas”, “solo se vive una vez”, tal vez no debas salir con ellos cada viernes.
Literal, hackeando a tu propio cerebro. No es cuestión de una fuerza de voluntad mágica ni de vivir como monje. Es entender cómo funciona tu mente y usarlo para ti, no contra ti. Y si todavía te pica la tarjeta, acuérdate: no se trata de privarte, sino de darte paz financiera. Y eso, vale más que cualquier gustito.
Muchas compras son “emocionales” (aburrimiento, tristeza, estrés). La psicología del consumo muestra que reconocer estos estados ayuda a detener la compra impulsiva (American Psychological Association).
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Por: Erick Pinedo