Salud mental
Por: Erick Pinedo
Aprende cómo cerrar ciclos con intención sin cargar con culpa ni repetir patrones. Aquí las herramientas para sanar, avanzar y conectar con tu intuición como pro
Hay momentos en la vida que duelen. Ese donde sentimos que “ya no doy para más” hasta en los huesos. Y aunque una parte de ti quiera seguir aferrada con uñas, dientes y todo lo demás, otra sabe que es hora de soltarsss. Con ayuda de la psicoterapeuta Natalia Ruiz —y su práctica clínica para aterrizar emociones como si fueran recetas de cocina—, desmenuzamos el arte de cerrar ciclos con intención, sin drama innecesario, pero con todo el feeling que se merece.
Si andas atorado entre el “me urge soltar” y el “¿cómo le hago sin quedarme llorando con mi playlist sad?”, este artículo es para ti.
Cerrar un ciclo no es “ya no hablarle y bloquearlo” o “ya dejar de pensar en eso”, es un proceso que atraviesa 7 fases según Ruiz: reconocimiento, observación de emociones, integración del aprendizaje, duelo, agradecimiento, toma de decisiones y apertura. O sea, no es de que se te pasa con un mezcal y un mensaje largo. Hay que chingarle desde adentro. Y ojo, esto no es terapia exprés ni coaching dominguero. La Universidad de Harvard señala que reconocer nuestras emociones es clave para llevar procesos de cambio exitosos y saludables.
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La culpa y la vergüenza son esas primas incómodas que llegan sin invitación y se quieren quedar a vivir en tu cabeza. Según un estudio de la Universidad de California, Berkeley, la vergüenza está relacionada con verte a ti mismo con ojos distorsionados, lo que te sabotea cada vez que quieres evolucionar.
Natalia Ruiz propone cambiar el juicio por autocompasión: entender que hiciste lo mejor que pudiste con las herramientas que tenías. Porque aquí no venimos a flagelarnos, sino a evolucionar.
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Cambiar el chip da paz, pero uff… sí que da flojera soltar lo conocido. Ruiz sugiere observar tu comportamiento sin juicio y aplicar herramientas como journaling, terapia y hasta respiración consciente para abrir espacio a la intuición.
¿Y qué es la intuición? Esa vocecita interna que muchas veces ignoramos, pero que sabe más que tu ex. De acuerdo con el Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas en Leipzig, la intuición suele ser más efectiva cuando traemos la emoción tranquila. Cuando vivimos desde el miedo, la culpa o la ansiedad, es como si le subieras todo el volumen al caos y le bajaras a tu sabiduría interna.
Lo primero para reconectar con la intuición es pausar. Respirar. No hacer. Como dice la Universidad de Yale: la corteza prefrontal —esa parte del cerebro que toma decisiones — funciona mejor cuando no está sobresaturada de estímulos.
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Sí, cerrar duele. Pero duele más quedarse en donde ya no hay vida. Estas reflexiones invitan a despedirte desde el amor propio, con gratitud por lo vivido, en lugar de reclamos por lo perdido.
Entonces, si estás en ese punto de tu historia en el que todo huele a cierre, que no te dé frío. Hazlo con intención y claridad. Porque soltar no es fracasar. Es evolucionar.
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