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07-06-2025 07:13:35
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Comer estresado te sube de peso ¡te da calorías extra, lo dice la ciencia!

Nutrición

Comer estresado te sube de peso ¡te da calorías extra, lo dice la ciencia!

Por: Erick Pinedo

¿Sientes que comes más cuando estás bajo estrés? Aquí te explicamos cómo afecta el estrés a tu peso y qué puedes hacer para romper ese loop

¿Comes “para calmarte” y luego te sientes peor? Bienvenido al ciclo estrés-antojo-culpa-peso. Porque sí: comer con el estrés encima puede sabotear tu metabolismo, alterar tus hormonas y hacer que subas de peso aunque no comas tanto. Aquí te contamos por qué pasa, cómo detectarlo y por qué comer estresado te sube de peso.

¿Qué pasa si comes estresado?

Sabemos que “estoy ansioso, necesito chocolate” suena inofensivo. Pero cuando se vuelve diario, el cuerpo empieza a resentirlo. Comer por estrés engorda porque el cuerpo entra en supervivencia emocional… y digestiva. No es debilidad, es biología.

El Dr. Pablo León, neuropsiquiatra, lo explica clarito: cuando el cuerpo se estresa, se activa el sistema simpático, el mismo que te pone en “modo alerta”. Esto eleva el cortisol (la hormona del estrés) y, entre otras cosas, altera cómo usas la energía que acabas de comer. Como dice él, “si estás estresado dos horas después de comer, es como si hubieras comido 100 calorías extra”. Y no, no es metáfora. 

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Comer estresado te sube de peso

Cuando te estresas, tu cuerpo cree que estás en peligro (aunque solo sea un mail pasivo-agresivo). Entonces, libera cortisol para darte energía rápida… pero eso mismo te da antojos, te quita el sueño, ralentiza tu digestión y te agota. Por eso comes más, te mueves menos y acumulas grasa hasta que el pantalón ya no cierra.

Y esto no es solo teoría. Como lo explica Regenera Health, el cortisol elevado a largo plazo cambia cómo tu cuerpo quema calorías, cómo duerme y cómo procesa los nutrientes. Lo cual, spoiler alert, no te conviene. 

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¿Cómo afecta tu peso?

El cortisol no solo te pone de malas: también te da antojos, te corta el sueño y te hace comer como si no hubiera mañana:

  • Más cortisol, más hambre: Según la Clínica Mayo, el cortisol puede aumentar el apetito y fomentar el consumo de comida rica en azúcar y grasa, como papitas, pastelitos y comfort food a la carta.
  • Comer sin hambre: La BBC lo llama “hambre emocional”. Cuando estás bajo estrés, el cerebro busca gratificación inmediata y lo más fácil suele ser la comida. Lo malo: no comes por necesidad, sino por ansiedad.
  • Tu cuerpo acumula grasa: El Instituto Metropolitano de Obesidad explica que el estrés puede alterar el metabolismo y favorecer la acumulación de grasa donde menos la quieres: el abdomen.

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 ¿Cómo dejar de comer por estrés?

No se trata de dejar el estrés (ojalá), sino de aprender a regularlo para que no se refleje en tu cintura, tu digestión ni tu estado de ánimo. Aquí van los básicos:

  • Respira antes de atracar el refri: Tres respiraciones profundas y conscientes activan el sistema parasimpático (descanso y digestión), ese que sí digiere bien, duerme bien y piensa con claridad.
  • Identifica tu hambre emocional: ¿Tienes hambre o estás aburrido, frustrado o agotado? Haz una pausa. Pregúntate. Respóndete sin juicio.
  • Muévete, aunque no sea cardio: Camina 10 minutos, haz estiramientos, baila. El movimiento ayuda a “drenar” el cortisol y cambia tu energía.
  • Duerme como si tu cintura dependiera de ello (porque sí): Dormir mal aumenta el hambre, baja la saciedad y te deja emocionalmente desbalanceado.
  • Haz del comer un ritual: Si comes frente al celular o apurado, tu cuerpo no registra que ya comiste. Mastica. Saborea. Apaga el scroll.

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Lo que necesitas no siempre está en el refri

No estás débil, flojo, ni desmotivado. Estás en modo alerta, y tu cuerpo lo resiente. La relación entre estrés y aumento de peso es real, pero también es reversible. Comer por estrés engorda no por gula, sino por desconexión. Recuerda que, a veces, lo más nutritivo es la calma.

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Por: Erick Pinedo

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