Salud
Por: Sofía Leviaguirre
Dime cómo hueles y te diré si estás enfermo, porque sí, cada enfermedad tiene su olor particular, y olerlas a tiempo puede salvarte.
Parece magia, pero es pura biología: tu olor dice más de tu salud de lo que imaginas. Antes de que un síntoma aparezca en un análisis, tu cuerpo puede estar enviando pistas… en forma de aroma. Desde cambios hormonales hasta infecciones o problemas metabólicos, tu olor natural puede ser un chismoso profesional. Dime cómo hueles y te diré si estás enfermo…
El aroma corporal puede ser una pista valiosa sobre lo que está pasando dentro de ti. No se trata de higiene o desodorante, sino de química corporal: cuando algo en tu organismo no está funcionando bien, los compuestos que libera tu cuerpo, cambian y eso se huele. Desde la antigüedad, los médicos usaban el olfato para diagnosticar enfermedades. Hoy la ciencia les da la razón: ciertos olores están ligados a desequilibrios específicos.
El aliento con olor dulce o a manzana puede ser una señal de diabetes mal controlada o de un estado llamado cetoacidosis diabética, donde el cuerpo produce cetonas al no poder usar la glucosa como energía. Recuerda, esto no es para todos, peeero podría estar relacionado con la enfermedad, ¡no es ley!
El sudor con olor a amoníaco aparece cuando hay exceso de proteínas o problemas renales. El cuerpo, al no poder eliminar bien los desechos nitrogenados, los expulsa a través del sudor.
Si notas un olor fuerte a pescado, puede ser que tengas desórdenes metabólicos como la trimetilaminuria (una condición rara) o con infecciones vaginales como la vaginosis bacteriana. Estos olores no son “suciedad” ni falta de aseo: son señales de que algo necesita atención.
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Cada olor proviene de compuestos volátiles que el cuerpo libera al respirar, sudar o digerir. Cuando tus órganos no trabajan correctamente, esos compuestos cambian y el cuerpo busca otra vía para expulsarlos. Entonces salen de ti olores nuevos, persistentes e inusuales.
Por ejemplo, una dieta alta en proteínas puede generar exceso de amoníaco, mientras que un metabolismo desbalanceado produce cetonas que huelen dulce, y un intestino con flora alterada puede causar olores más fuertes o distintos en la piel.
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La clave no es tapar el olor con perfume o desodorante, sino atender la causa.
Tu olor corporal es un mensaje que tu cuerpo te envía. Prestarle atención puede ayudarte a detectar enfermedades antes de que se vuelvan graves. Así que la próxima vez que notes un aroma diferente, no lo tapes: escúchalo. Tu aroma natural dice más de tu salud de lo que imaginas.
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