¿Pooor?
Por: Sofía Leviaguirre
¿Casualidad, patrón, o karma? ¿Por qué siempre atraes a las mismas personas? Pues aquí te contamos como es que puede ser un poco de las tres
Seguro te ha pasado que conoces a alguien nuevo y sientes una conexión instantánea. Como si se conocieran de otra vida. Son intensos, inseparables, casi adictivos… y luego, de repente, boom: drama, traición o el mismo desgaste emocional que tenías con tu última best friend. Entonces te quedas con el corazón roto, y te preguntas, ¿Por qué siempre atraes a las mismas personas? ¿Será casualidad, patrón, o karma? Pues aquí te contamos cómo es que puede ser un poco de las tres.
La idea de la amistad kármica suena como título de novela, pero es más común de lo que crees. Son esas amistades que te sacuden, te obsesionan, y te enseñan, aunque sea a punta de lágrimas.
En términos espirituales, es una relación que traes pendiente de otra vida. Vienen con un acuerdo entre dos almas de enseñanza mutua. Pero no siempre es bonito. Estas amistades casi siempre son súper intensas, inestables, y difíciles de soltar. Pero eso sí, siempre sales de ellas con mucho aprendizaje de por medio.
En el mundo de la psicología, se les llama vínculos repetitivos, que nacen desde patrones inconscientes, como traumas, heridas, estilos de apego, o dinámicas familiares que seguimos replicando de manera inconsciente.
Normalmente, las amistades kármicas tienen una conexión súper intensa desde el minuto uno. Vienen con esa sensación de “te conozco de siempre”. También son amistades que funcionan como espejo para las cosas que aún tienes que trabajar. O sea, esa amiga que te hace sentir invisible justo como tu mamá lo hacía cuando eras chiquita, quizá te está enseñando una lección valiosa.
Lo otro que es un dead giveaway de que estás en una amistad kármica, es que rompen y regresan como pareja de telenovela. Se alejan, se extrañan, y vuelven. Algo no cierra, porque el ciclo sigue abierto, así que a trabajarlo en terapia para poder soltarlo de una buena vez. Después de una amistad kármica, ya no eres el mismo. Aprendiste algo. A veces con lágrimas, pero aprendiste.
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Sí, mucha magia, pero, ¿por qué seguimos cayendo en ciclos kármicos? Porque tu inconsciente tiene una agenda que no te ha compartido. Inconscientemente, buscas lo que conoces (incluso si duele). Si creciste con abandono o rechazo, te atraen quienes reactivan esa herida. No porque seas masoquista, sino porque tu psique quiere sanarlo. Así que, hasta que no identifiques y rompas el patrón, seguirás repitiendo la historia con diferentes nombres y fotos de perfil.
Lo primero y más importante es que hagas una vuelta de auto observación radical. Pregúntate ¿por qué esta persona me engancha tanto? Pero recuerda que si una amistad te desgasta, no importa la historia, tienes derecho a poner límites. Otra gran idea es ir a terapia. La terapia ayuda a identificar los patrones ocultos que repites en tus relaciones, y también te va a ayudar a agradecerles el aprendizaje y evitar que vuelvas a caer en lo mismo.
Recuerda que la clave no es evitar las malas amistades, sino reconocerlas, aprender y evolucionar. Porque si no, vas a seguir encontrándote a la misma persona hasta que aprendas la lección.
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Por: Sofía Leviaguirre