Salud mental
Por: Sofía Leviaguirre
Distintos estudios han encontrado que son más felices las mujeres que viven solas. Te contamos qué onda con esto.
Vivir solo no es lo mismo que estar solo, y cada vez más mujeres lo saben. De hecho, distintos estudios han encontrado que son más felices las mujeres que viven solas. Te contamos qué onda con esto.
Este fenómeno no tiene que ver con rechazar el amor o la familia, sino con algo más profundo: la libertad de decidir cómo vivir. Las mujeres que viven sin solas reportan niveles más altos de bienestar, salud mental y satisfacción personal, no porque sean unas ermitañas, sino porque se pueden poner primero.
Cuando una mujer vive sola, tiene el control total de su tiempo, su espacio y su energía emocional. Puede definir sus rutinas sin negociaciones, comer lo que le gusta, descansar cuando lo necesita y elegir conscientemente con quién pasar su tiempo.
Esta independencia permite algo que a menudo se pierde en relaciones en las que las mujeres cargan con el peso emocional de cuidar a todos: la autonomía emocional. Saber que puedes estar bien contigo sin depender de la validación o compañía constante de alguien más genera una sensación de estabilidad y autoestima profunda.
No se trata de estar en contra de las relaciones, sino de reivindicar el valor de estar solo sin sentir culpa o juicio. La soledad elegida puede ser un espacio ideal para el crecimiento personal, la creatividad y la autoconexión.
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Vivir solo también implica enfrentarse a miradas y comentarios que, a estas alturas, siguen apareciendo: “¿Y el novio?”, “¿Y los hijos?”, “¿No te da miedo quedarte solo?”. Estas preguntas son la expectativa cultural de que la plenitud solo llega a través del vínculo romántico. Peeero cada vez más mujeres están escribiendo una narrativa diferente, en donde el amor propio y la libertad son tan válidos como el matrimonio o la familia.
Aprender a disfrutar el silencio, sentirse cómodo en el espacio propio y descubrir quién eres cuando no hay nadie más que defina tu identidad puede ser un proceso desafiante, pero también profundamente liberador.
La felicidad no depende del estado civil, sino de la capacidad de construir una vida que tenga sentido para ti. Algunas mujeres la encuentran en pareja, otras en la maternidad, y muchas más en la independencia de su propio hogar.
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Al final, vivir solo puede ser lo mejor de la vida o una condena total. Todo depende de si es algo que eliges o algo que te pasa. Peeero, si es una elección hecha desde la libertad, vivir sola sí te puede hacer más feliz.
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Por: Sofía Leviaguirre
