¿Por qué es importante aprender de los momentos dolorosos?

No te imaginas lo que puede pasar si no aprendes a superar los momentos difíciles

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A lo largo de la vida, todos vivimos momentos dolorosos. Muchos de estos los recordamos con facilidad, sin embargo, otros tantos deambulan perdidos en nuestro inconsciente y es difícil veros con claridad. Cada recuerdo doloroso  tiene su propia energía, una motivación que los impulsa a expresarse en el día a día, ya sea a través de fantasías, sueños, explosiones emocionales o mini expresiones faciales y corporales no controladas.

Si de niño te pegaron, si te encerraron en un cuarto oscuro, si tu papá te dejó plantado en un festival de la primavera o si se burlaron de ti tus compañeros de la escuela, seguramente esos momentos desataron interpretaciones negativas que a su vez provocaron emociones dolorosas, y justo así se guardaron en tu mente inconsciente.

Un recuerdo doloroso no es negativo para la vida de una persona solo por lo que significó cuando lo vivió, sino que su impacto va más allá. Hay dos acciones que potencializan el poder de estos recuerdos, de ahí la idea de que cada asunto doloroso duele por triplicado.

Por un lado, cada recuerdo doloroso causa nuevas emociones negativas en el presente, ya que la gente y situaciones que nos rodean pueden (sin saberlo) poner el dedo en la herida que jamás sanó.

DAÑO PERMANENTE

Por ejemplo, si de niño te sentiste perro un día que tus amigos se burlaron de ti por quedarte congelado cuando el maestro te preguntó las diferencias entre las plantas criptógamas y las fanerógamas, seguramente hoy, cuando tu jefe te pregunta en la junta algo que no sabes, tu mente inconsciente relaciona el momento actual con el pasado, te pone en alerta y sufres la pena igual o peor que antes.

Así, el recuerdo doloroso vive por la memoria de la experiencia original, que sigue anclada en tu mente inconsciente, pero al mismo tiempo vive proyectándose en nuevas situaciones de tu vida cotidiana. Además, cada recuerdo doloroso detona en nuestra conciencia un deseo de combatirlo y normalmente la mejor forma que se nos ocurre es reprimirlo, ¿te suena?

Pasamos la vida entera reprimiendo momentos dolorosos de nuestra vida por el hecho de considerarlos malos, vergonzosos y dañinos. Sin embargo, esto provoca un tercer impacto que rodea un recuerdo doloroso, que además nos hace desperdiciar una cantidad enorme de energía para contenerlo.

Algunos piensan que la mejor forma de atacar un pensamiento negativo es con un pensamiento positivo, pero no, porque esto resulta en una represión del pensamiento negativo. La mejor forma es aceptar el pensamiento negativo, analizarlo y entender qué mensaje tiene para darnos.

Suena hippie, pero el diálogo de nuestro consciente con nuestro inconsciente, así como la aceptación de nuestros momentos y pensamientos dolorosos, son grandes estrategias para conocernos, entendernos y aceptarnos. Dejemos de sufrir al triple por cada momento doloroso, no podemos eliminarlo pero sí podemos cambiarle el significado y la emoción que trae amarrada.

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