Salud mental
Por: Sofía Leviaguirre
A veces la familia hace más daño que otra cosa, y entonces hay que dejar ir. Hoy te decimos cómo cortar lazos con un familiar tóxico.
La sangre no justifica el maltrato y, aunque duela aceptarlo, hay vínculos familiares que lastiman más de lo que sanan. Claro, dejarlos ir nunca es fácil. Por eso, hoy te contamos cómo cortar lazos con un familiar tóxico, porque hay que vivir rodeados de amor, no de conflicto.
A veces, el amor familiar viene enredado con culpa, manipulación o abuso emocional, y aprender a poner un alto cero es egoísmo, más bien es usar tu inteligencia emocional para cuidarte. Primero hay que identificarlo, después aprender a ponerle un alto.
Pon límites claros. No tienes que justificar tus decisiones ni explicar por qué dices “no”. Los límites son una forma de amor propio, y solo tienen que hacer sentido para ti.
Crea distancia emocional. Si no puedes alejarte físicamente, porque viven juntos o se ven seguido, trabaja en poner barreras mentales. No entres en discusiones, no respondas provocaciones y recuerda: su comportamiento habla de ellos, no de ti.
Valida tu decisión. Alejarte no te convierte en una mala hija, nieto o hermano. Te convierte en alguien que eligió la salud mental sobre la culpa. A veces, el mayor acto de amor hacia la familia es romper los patrones que dañan.
Busca apoyo. Este tipo de ruptura duele, incluso cuando sabes que es necesaria. La terapia individual o familiar puede ayudarte a procesar la culpa, entender tus límites y sostener el cambio sin sentirte solo.
Cortar lazos con un familiar tóxico es una de las decisiones más difíciles que una persona puede tomar, porque nos enseñaron que la familia es para siempre. Pero no todo lo que se hereda se repite. Puedes honrar tu historia sin seguir cargando con su dolor.
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Todos tenemos discusiones familiares, pero cuando un vínculo se vuelve tóxico, lo sabes. Puede ser ese tío que te humilla en cada reunión, una madre que te culpa por todo o un hermano que usa el chantaje emocional para salirse con la suya. Si te hace sentir pequeño, te critica constantemente, no respeta tus límites o te hace responsable de su felicidad, es una clara señal de alerta.
Estas dinámicas no solo te roban la paz, también pueden afectar tu autoestima, tus relaciones y hasta tu salud física. Vivir en un entorno donde el amor se mezcla con control o culpa genera ansiedad, culpa crónica y dificultad para confiar en los demás.
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Por: Sofía Leviaguirre