Todos hemos leído acerca de la autoestima y vamos por la vida diciendo que la tenemos alta o por los suelos, pero en realidad, ¿qué tan consciente eres de los pequeños hábitos que la hacen más fuerte o más débil? ¡Fortalécela ya!
La autoestima es la voluntad de producir la vida, confiar en ti y en tu capacidad de crecer, de construir relaciones significativas y desarrollar un sistema de hábitos de vida sanos basados en el amor y respeto por ti y por los otros. Es tener sentido de gozo y libertad acompañado de un gran sentido del humor que ponga a las circunstancias en su lugar.
Tener autoestima es una elección, y que cuando es sana, es como un sistema inmunológico emocional, que identifica, te defiende y protege de los “organismos infecciosos” a nivel de las emociones. Tu sistema se nutre y sostiene con tus hábitos de todos los días y en una sana relación contigo, con los otros y con el entorno.
¿Cómo comienza la autoestima?
Desde que somos niños, nuestros padres (o cualquier adulto que esté involucrado en nuestra formación) nos dan un espejo en el que nos vemos como personas capaces para la vida y dignas de amor o como personas poco valiosas que necesitan hacer todo un circo para ser queridas. La manera en que nos trataron, respetaron y cuidaron nos enseña quiénes somos.
Aprender a construir un nuevo espejo de nosotros mismos es básico, si el que te dieron tus papás está roto, cuando eres niño no tienes de otra, pero cuando creces puedes cambiar esto y hacer tu propio espejo, uno que refleje de manera más real lo que eres y el valor que sí tienes.
¿Cuál es la verdadera?
La verdadera autoestima no siempre está en un carro de lujo, cuerpo perfecto y éxito profesional. Es más de fondo que de forma, o sea, se basa más en lo que la persona tiene de fondo, por ejemplo, su aceptación, respeto y amor por la vida. La buena autoestima no se refleja de manera exagerada y obsesiva, sino en que te guste tener tu casa limpia, ir a buenos lugares, vestir bien, comer bien, tener un cuerpo sano, porque es una experiencia buena para ti, no un disfraz para vender cierta imagen a los otros.
¿Qué estás haciendo mal?
Querer ser Mr. Perfect
No hay mejor forma de autosabotearte que exigirte no equivocarte, querer ser correcto y no cometer errores. Tener posiciones rígidas y autocríticas te ponen en una guerra constante contigo. Nada ni nadie es perfecto, puedes ser crítico para mejorar, pero sin bulearte. Se trata de escuchar la crítica entendiendo que todos nos equivocamos, de verla como una oportunidad de aprender, no es que esto te haga sentir una mala persona.
Compararte con los demás
Aunque parece que hoy lo cool es ser competitivo, cuando la competencia se vive sin autoestima afecta mucho. Cuando alguien sin autoestima se compara con los demás, cada que ve algo bueno en los otros, se ve menos ella misma. La posición de competencia sin autoestima te lleva a ningunearte, descalificarte y decirte: “Mira los demás son mejores que tú”.
Ser el checklist de otro
Poner las expectativas de los otros como metas a cumplir, es uno de los errores más graves que puedes cometer cuando tratas de tener buena autoestima. Es una forma de anular lo que tú eres, lo que tú necesitas. Es ignorar lo que en verdad te hace feliz.
Ponerte a mendigar
La posición de mendigo es hacerse la víctima, un hábito centrado en lo negativo que no me deja ver lo que sí hay y lo que sí soy. Qué flojera estar centrado en lo que no soy, en lo que no tengo, en lo que no son los otros y en lo que no tienen, en lo que no es la vida y en lo que me falta. Qué flojera pensar en todos los que no me quieren.
No pelar tus necesidades
Ignorar lo que necesitas, no dejarte sentir tus emociones, no escucharte y vivir como si fueras un desconocido para ti mismo sin capacidad de responder por ti, es como decirte a cada rato: “Tú no importas, lo que sientes y necesitas es lo de menos”.
No saber decir no
No saber decir no es una especie de prostitución de uno mismo, es una forma de gritarle al mundo ¡abusen de mí!, aunque si el que no respeta sus límites eres tú, es el mismo grito pero en el trato contigo mismo. No sabemos decir que no porque sentimos que las personas nos van a dejar de querer, por eso nos cuesta ser claros, porque queremos complacer como niños. Nada más equivocado, los límites son fundamentales en toda relación sana, cuando no hay límites las personas terminan muy enojadas la una con la otra.
Tener relaciones de maltrato
Cuando tienes relaciones en las que te exijen perfección, donde te comparan con los demás y pretenden que cumplas sus expectativas, relaciones que se enfocan en tus defectos, que ignoran tus necesidades, o donde se creen dueños de tu tiempo y tu vida. El control es una forma de violencia que enferma y debilita el sistema inmunológico emocional.
Dale fuerza
Todos tenemos un enorme potencial amoroso, pero también una gran incapacidad para darlo. Hay que cambiar de hábitos, salir de lo conocido y alterar esa manera de mirarte que ha sido reforzada por los años.
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