Cuando un árbol es invadido por un herbívoro, manda señales bioquímicas a otros árboles, previniéndoles de la amenaza.
Los bosques a simple vista se componen de muchos árboles individuales. Estos árboles, como cualquier individuo, compiten entre ellos por recursos: agua, nutrientes, luz del sol. Descender a las profundidades del suelo está cuestionando si esto es tan cierto como creemos.
En el suelo, bajo la superficie, los árboles en un bosque se encuentran entrelazados por una maraña de raíces y hongos que permite la comunicación entre todos aquellos que estén conectados. Usualmente, esto puede ser el bosque completo.
A través de esta red los árboles se pasan entre ellos nutrientes como azúcares, fósforo y carbono, además de que pueden comunicarse entre ellos. Por ejemplo, se ha visto que cuando un árbol es invadido por un herbívoro, manda señales bioquímicas a través de la red hacia otros árboles, previniéndoles de la amenaza. Se ha observado también que árboles bebé que crecen en la sombra, y que por lo tanto no reciben suficiente luz para producir su alimento, lo reciben de otros árboles a través de su cableado particular.
Estos descubrimientos además de sorprendentes en sí mismos han llevado a discusiones sobre si lo que se observa en las plantas se puede llamar comportamiento o incluso inteligencia, ya que involucra de cierta forma aprendizaje, memoria y toma de decisiones.
Pero la inteligencia de las plantas, si la tienen, sería muy diferente a lo que le llamamos inteligencia en humanos. Sería una propiedad emergente de la cooperación, no una característica de cada individuo, ya que emerge a partir de la red y organización de ésta, similar a lo que hacen las neuronas como conjunto en el cerebro. Sería algo que subyace a la superficie, tanto del bosque como de algunas de nuestras nociones.
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