Amor y parejas
Por: Berenice Villatoro
Si ya no quieres seguirle levantando sus trapos, lee estos tips pa' vivir con una pareja desordenada
Sabemos que el amor todo lo puede… hasta que tropiezas por tercera vez con los calcetines en la sala. Si vives con alguien que deja huellas de desorden por toda la casa, aquí van tips realistas para sobrevivir al caos sin convertirte en mamá de tu pareja.
Recuerda que en ocasiones el desorden refleja cómo está el mundo interior de tu pareja, y es que puede estar lidiando con estrés, ansiedad, falta de enfoque o incluso haber crecido en un ambiente donde nunca se le enseñó a organizarse. En otros casos, el desorden es una forma de rebeldía o una necesidad de sentirse libre y no controlado, así que aunque se lo digas de forma amable, puede seguir igual.
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Dejar de pelear con una pareja desordenada empieza por aceptar que el cambio no viene del regaño, sino del entendimiento. En vez de repetir “¡eres un desastre!”, es más útil expresar cómo te afecta el desorden: “Cuando la casa está tirada, me siento abrumada y me cuesta relajarme”,
Cambiar el juicio por la emoción abre el diálogo y evita que el otro se ponga a la defensiva. También ayuda establecer acuerdos claros y realistas, como dividir tareas específicas o tener “zonas de caos permitido”.
El objetivo no es que tu pareja sea perfecta, sino que juntos construyan un ambiente que funcione para ambos, sin que cada traste fuera de lugar se convierta en guerra mundial.
No se trata de que tu pareja se vuelva Marie Kondo de un día para otro, pero sí de establecer acuerdos mínimos que funcionen para ambos. Mientras más específico el acuerdo, menos espacio hay para enojos silenciosos o malentendidos.
Si sabes que tu pareja no va a cambiar del todo, negocien espacios donde se pueda ser más relajado. Así no sientes que el desorden te invade todo el tiempo y no caes en la frustración crónica.
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Sí, dejar la toalla tirada puede sacar lo peor de ti, pero si discutes por cada cosa fuera de lugar, vas a desgastarte más de lo necesario. Haz una lista mental de qué cosas son realmente importantes para ti, y suelta las otras.
En lugar de gritar “¡otra vez no lavaste los trastes!”, intenta decir cómo te hace sentir: “Cuando llego cansada y veo la cocina sucia, me siento ignorada”. Hablar desde la emoción en lugar del juicio hace que tu pareja no se ponga a la defensiva y esté más abierta a escucharte.
Sí, a veces toca limpiar tú, pero no desde la queja. Hazlo porque lo eliges, no para echarle en cara después, y si de plano estás cargando con todo, párate y di: “Necesito que esto sea más justo para los dos”.
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Por: Berenice Villatoro