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13-10-2025 23:35:49
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El impacto emocional que tiene el cáncer de mamá en la familia y cómo ayudar

Salud mental

El impacto emocional que tiene el cáncer de mamá en la familia y cómo ayudar

Por: Sofía Leviaguirre

El cáncer no llega solo. Te contamos un poco de cómo afecta el cáncer a la familia y qué hacer para seguir adelante.

Cuando hay cáncer y familia, hay también un mar de emociones que aprender a navegar. Por eso, te contamos un poco sobre el impacto emocional que tiene el cáncer de mamá en la familia  y qué puedes hacer para ayudar.

El impacto emocional que tiene el cáncer de mamá en la familia

El cáncer no llega solo. Cuando una persona es diagnosticada, toda su red de apoyo también recibe el golpe. La vida se reorganiza en torno a citas médicas, tratamientos y emociones que pasan de la esperanza al miedo en segundos. El cáncer no solo transforma el cuerpo, también sacude los vínculos más profundos, y nos recuerda que sanar es un proceso colectivo.

Amigos

Los amigos pueden convertirse en un pilar silencioso pero esencial. A veces no saben qué decir, y eso está bien: acompañar no siempre es sinónimo de hablar, a veces solo es sostener. Un mensaje, una visita breve, una comida preparada o una tarde de risas pueden ser gestos que devuelven la sensación de normalidad y conexión. La amistad, en momentos así, es más que compañía. Es un recordatorio de que la persona con cáncer sigue siendo ella misma, más allá de su diagnóstico.

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Pareja

El cáncer, especialmente el de mama, pone a prueba la intimidad y la comunicación. Los tratamientos pueden alterar la imagen corporal, el deseo sexual y la confianza. Según estudios, el 70% de las mujeres sobrevivientes experimenta problemas sexuales en los primeros dos años después del diagnóstico. La empatía y el diálogo son clave. Redefinir el contacto físico, explorar nuevas formas de cariño y buscar ayuda profesional puede fortalecer el vínculo.

Madre o padre

Cuando un hijo se enferma, los padres suelen sentir impotencia: quisieran curar, aliviar, proteger, pero se enfrentan a un dolor que no pueden resolver. Y cuando el diagnóstico llega a uno de ellos, los hijos viven el miedo de perder su base emocional. En ambos casos, la comunicación es vital. Hablar del miedo, pedir ayuda y aceptar que no siempre se puede ser “el fuerte” es parte del proceso. Cuidar también es dejarse cuidar.

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Hijos

Decirle a un niño que mamá o papá tiene cáncer puede parecer imposible, pero la verdad, adaptada a su edad, siempre es mejor que el silencio. Los pequeños perciben los cambios y necesitan entenderlos. Mantener rutinas familiares, como leer juntos o cenar en familia, les brinda estabilidad emocional en medio del caos. Es fundamental asegurarles que no tienen la culpa, que no es contagioso y que siguen siendo amados.

Hermanos

Los hermanos comparten más que la infancia: comparten genes, historias y, a veces, riesgos. Tener una hermana con cáncer de mama duplica las probabilidades de desarrollarlo, especialmente si existen mutaciones hereditarias como BRCA1 o BRCA2, que tienen un 50% de probabilidad de transmitirse a la siguiente generación. Por eso, cuando hay antecedentes familiares, la prevención y las pruebas genéticas se vuelven herramientas poderosas. Más allá de lo biológico, los hermanos también suelen ser cuidadores, confidentes y cómplices emocionales.

El cáncer desordena, sacude y transforma. Pero también revela la fuerza que existe en los vínculos. Una familia unida no puede evitar el dolor, pero sí puede hacerlo más llevadero. Porque cuando el cáncer toca a uno, toca a todos y juntos, se puede aprender a sanar.

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Por: Sofía Leviaguirre

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