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30-04-2025 05:40:07
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Fun kids! Lo que los adultos deben aprender de los niños

Salud mental

Fun kids! Lo que los adultos deben aprender de los niños

Por: Berenice Villatoro

Sobre pensar es algo que a nosotros sí nos afecta, por eso te dejamos lo que los adultos deben aprender de los niños.

En estas fechas todos nos ponemos muy reflexivos sobre lo que era nuestra infancia, así que no te debe sorprender que hiciéramos una investigación sobre lo que los adultos deben aprender de los niños.

Obviamente caímos en un video TED de la joven Adora Svitak, una chica que ha logrado más de 6.5 millones de reproducciones con su video “Lo que los adultos deberían aprender de los niños”. “¿Qué hemos logrado los niños?”, pregunta Adora Svitak. “Anne Frank tocó a millones con su impactante historia del Holocausto, Ruby Bridges ayudó a poner fin a la segregación en los Estados Unidos, y Charlie Simpson ayudó a recaudar 120 mil libras para Haiti”.

Para la niña prodigio, los adultos deberían regresar a sus tiempos de niños y quitarse los impedimentos, hacer las cosas por diversión, no planeando el costo-beneficio que generalmente medimos. “Para bien o para mal, los niños no tenemos tantos impedimentos a la hora de pensar en razones por las cuales no hacer algo, los niños estamos llenos de pensamientos esperanzadores, como mi deseo de que todo fuera gratis”, explica.

Lo que los adultos deben aprender de los niños

Svitak nos pide hacer un ejercicio, pensar en cosas que para ti sean irracionales y soñar con las posibilidades. Un ejemplo es crear una estrategia en tu mente sobre cómo erradicar el hambre en tu colonia o zona geográfica.

“A veces, saber mucho de historia y de los fracasos pasados de los ideales utópicos puede ser una carga, porque se sabe que si todo fuera gratis, por ejemplo, los alimentos se acabarían y la escasez llevaría al caos”, aclara.

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La capacidad de asombro

Nunca falta el chiquillo que te hace sentir todo un anciano por no entender que es mejor ver la tele que ir a trabajar, y es que su forma de ver la vida es muy distinta. Ellos se sorprenden y maravillan ante cosas que los adultos damos por sentado: una mariposa, un arcoíris, un sonido raro.

Esta capacidad de asombro mantiene viva la curiosidad y la creatividad. Los adultos tienden a perderla porque sienten que “ya lo han visto todo”, pero reencontrar esa chispa nos ayuda a disfrutar más la vida.

La resiliencia emocional

Claro que ellos lloran, y lo hacen muy fuerte, pa’ que todos nos enteremos, o peor hacen berrinches, peeero, los niños también se recuperan rápido: una pelea por un juguete se olvida en minutos.

No guardan rencores largos como los adultos. De ellos podemos aprender que sentir emociones intensas es normal, pero también que es saludable soltar el enojo o la tristeza en lugar de cargarlo por años.

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La autenticidad

Por algo siempre nos dicen “hay que ser uno mismo”, porque no hay nada mejor que dar lo que tienes, de mostrar al mundo quién eres de verdad. Es por eso que ellos no pretenden ser alguien que no son para agradar, si les gusta un juguete, lo dicen, si no quieren abrazar a alguien, simplemente no lo hacen.

En cambio, los adultos a veces actúan para complacer, por miedo al juicio o para “quedar bien”. Recuperar esa autenticidad infantil nos haría más libres y genuinos en nuestras relaciones y decisiones.

La capacidad de vivir en el presente

Un niño no está pensando en qué hará mañana ni lamentándose por lo que pasó ayer. Juega, se ríe, llora, todo aquí y ahora. Los adultos, atrapados entre la nostalgia del pasado y la ansiedad por el futuro, olvidamos que el verdadero disfrute está en el presente.

La valentía para aprender sin miedo

¿Te acuerdas cuando decías “tengo una pregunta tonta”?, ahora ya ni eso dices, no te cuestionas como de pequeño. Cuando los niños aprenden a caminar, a hablar o a andar en bici, los niños se caen mil veces, pero nunca lo ven como un “fracaso”. Caerse es simplemente parte de aprender.

De adultos, a menudo evitamos nuevos retos por miedo a equivocarnos o a “hacer el ridículo”. Inspirarnos en esa valentía infantil nos permitiría crecer más rápido, tomar más oportunidades y vivir con menos miedo al error.

 

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Por: Berenice Villatoro

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