Chamba
Por: Michelle Zanella
Descubre las lecciones que aprendimos en Cracks Summit sobre innovación, liderazgo y propósito sin rodeos.
Cracks Summit no fue otro evento más de negocios con frases motivacionales recicladas. Fue un espacio donde se habló de innovación, liderazgo y propósito sin choros, sin fórmulas mágicas y con gente que ha hecho cosas grandes. Cracks que se han caído, se han levantado y subieron al escenario a compartir sus aciertos, errores y aprendizajes con honestidad brutal. Todo para que tú también te cuestiones, te reestructures y te atrevas a invertir, liderar y salir a romperla. ¿Te lo perdiste? Aquí van 10 lecciones que aprendimos en Cracks Summit 2025 de Oso Trava.
Escuchamos desde empresarios hasta creadores, atletas y mentes que no se conforman con “lo de siempre”, el Summit reunió gente picuda como Martha Debayle, Emilio Azcárraga, Mariana Arriaga, Michel Franco, Miguel Layún, Alan Estrada, Moís Cherem, Salvador Alva, Manual Arango, Teresa Guitierrez, Juan Carlos Zuazua, Bárbara Tijerina, Miguel Mier, Carlos Fernández y Aislinn Derbez.
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Martha Debayle habló sobre: “Tu marca, tu poder: El arte de construir tu legado”, nos dejó una dosis de realidad. Nos recordó que ser adulto es tomar decisiones y hacerse cargo de ellas, que no somos víctimas de nuestras emociones ni del entorno, y que vivir en automático es una elección. Invitó a cuestionar lo que creemos que pensamos, a conocernos a fondo y a dejar de ser lo que los demás esperan. También dejó claro que invertir en uno mismo tiene un precio, pero el retorno es autenticidad, congruencia y poder personal. Porque al final, eres el resultado de las cinco personas con las que más convives, y rodearte de gente que sume no es estrategia: es supervivencia emocional. ¿Estás listo? Aquí te van las 10 lecciones que aprendimos en Cracks Summit.
@revistamoi Escoge a qué y a quién le das tu energía y tu tiempo. La Jefa en Cracks Summit 2025 con @Oso Trava ♬ sonido original – Revista Moi
Crear contenido sin alma es como gritar en un cuarto vacío. Hoy, lo que conecta no es lo perfecto, sino lo útil, auténtico y con factor sorpresa. Tu marca, personal o de negocio, debe hablarle a la gente, no a los algoritmos. Si enseña, hace reír, sorprende o emociona, ya ganaste. Pero también se dijo fuerte y claro: si quieres ser empresario, invierte en ti. Fórmate, aprende, cáete, levántate y vuelve a invertir. La autenticidad no se improvisa, se construye con trabajo interno.
Si no hay pasión, todo cuesta el doble. No te compares, no mires al de al lado: enfócate en ti, en tu propósito, en lo que te mueve cuando nadie está mirando. Reflexiona, conecta con lo que amas, explora tus miedos y pregúntate: ¿esto que hago me hace sentir parte de algo más grande? Porque solo desde ahí se construye una vida (y un negocio) con sentido.
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Todo en ti comunica, incluso cuando estás en silencio. Tu cuerpo habla antes que tú: desde cómo saludas, tu postura, el uso de las manos, hacia dónde miras o cómo caminas. Cada movimiento cuenta una historia y esa historia puede sumar presencia o restarte. La presencia no se improvisa, se construye. La ropa comunica, la higiene proyecta, tu energía se siente. Y no, ningún maquillaje tapa una inseguridad.
Entrena cómo te mueves, cómo te presentas y cómo ocupas el espacio, ¡es estratégico! ¿Caminas con confianza o con duda? ¿Miras al frente o al piso? Cada gesto está escribiendo tu narrativa. Haz que diga lo que realmente quieres.
Tu mente y tu presencia también se entrenan. Si quieres destacar, primero tienes que creértela. No desde el ego, sino desde la seguridad de saber quién eres y lo que sabes hacer. Confía en tu experiencia, en tus ideas, en tu voz, y no te detengas por esperar validación. La curiosidad es tu mejor músculo: pregúntalo todo, aprende siempre, y aviéntate aunque no tengas el 100% resuelto.
Y sí, tu apariencia también habla de ti antes de que digas una sola palabra. Así que trabaja tu mente, pero no te olvides del cuerpo que la acompaña. Porque todo en ti —lo que piensas, lo que haces, lo que muestras— está contando tu historia. Asegúrate de que sea la correcta.
Otra de las 10 lecciones que aprendimos en Cracks Summit es, ¡sé curioso! pero con intención. Pregunta, escucha, cuestiona, y no le saques la vuelta a temas incómodos como tus finanzas personales—porque si no sabes en qué se te va el dinero, tampoco vas a saber cómo construir libertad. Ten un propósito claro, uno que te haga levantarte con ganas aunque no haya aplausos. Pregúntate: ¿qué es lo más importante para mí ahorita? y actúa en congruencia.
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Innovar no es un lujo para creativos ni un área exclusiva del equipo de diseño, es una mentalidad que debe estar en todos, todos los días. Innovar es observar mejor, preguntar más, moverte rápido y escuchar de verdad. No se trata de inventar el hilo negro, sino de contar mejores historias, mejorar procesos, entender a tu audiencia y ponerte en sus zapatos antes de lanzar cualquier cosa. Porque si algo aprendimos, es que reinventarse no es un evento, es un hábito. La innovación empieza cuando sueltas el ego, inviertes en gente con hambre y te atreves a actualizarte constantemente. Y sí: a veces también toca desconectarse para pensar mejor. Porque las mejores ideas no llegan en juntas de tres horas… llegan cuando te das permiso de escuchar lo que no habías querido ver.
Si estás esperando validación para empezar, avanzar o atreverte, vas a quedarte en el mismo lugar. Crear tu propio camino, ya sea un proyecto, una empresa o una forma distinta de vivir—requiere valentía emocional: la de soltar lo que ya no eres, la de no caerle bien a todo el mundo, y la de lanzarte el vacío que viene antes del crecimiento real. El miedo al juicio, al “qué van a decir”, al fracaso o a no gustarle a los demás solo se supera con acción.
Está bien ser diferente, está bien incomodar, está bien construir una versión tuya que no encaje en moldes ajenos. Lo importante es que esa versión te haga sentido a ti. Así que si estás esperando una señal para arrancar, esto es: deja de postergarte, recuérdate tu misión y hazlo, aunque te tiemble todo.
@revistamoi Deja de pedir permiso o buscar validación para ser la persona que quieres ser. Gracias @Oso Trava ♬ sonido original – Revista Moi
No pongas todos tus ingresos, talentos ni sueños en una sola canasta. Hoy más que nunca, necesitas tener claridad sobre qué te apasiona, pero también entender que se da antes de recibir: en reputación, en relaciones y en valor real. Tu reputación es el cimiento de tu marca personal, y se construye con acciones coherentes, contenido de calidad y gente que te empuje a crecer, no que te aplauda por default.
Rodéate de personas que sepan más que tú, que tengan hambre, curiosidad y liderazgo, porque crecer también es exponerse a lo incómodo. Hazlo con miedo, pero hazlo. Atrévete a replantear tus creencias y a moverte, incluso cuando no tengas todo claro. Porque los que marcan diferencia no son los que lo tienen todo resuelto, son los que se atreven.
Equilibrio no es un lujo… es supervivencia mental y emocional. Aprendimos que darte tiempo no es egoísmo, es estrategia. Necesitas agendar espacios para ti, para pensar, para no hacer nada y recuperar foco. Porque si no lo haces tú, nadie lo va a hacer. También entendimos que delegar es soltar el control para recuperar tu vida, que no todas las personas merecen tu energía, y que no tienes que estar disponible para todo el mundo, todo el tiempo. Eres un adulto, y ya no estás para dinámicas que te drenan. El equilibrio no se improvisa: se construye con disciplina, con límites, con valentía. Porque el 80% de tus problemas se arreglan cuando decides hacer algo diferente.
Liderar no es mandar, es tener una visión tan clara que otros quieran seguirla por convicción, no por obligación. Un líder no busca ser mejor que los demás, sino único, coherente y con propósito. El liderazgo de verdad no se basa en el control, sino en la confianza: confías en tu equipo, en tu visión, en que lo que haces tiene valor. Porque sí, el cliente es el jefe, pero tú eres quien tiene que inspirar, servir y organizar para que todo fluya. Delegar no es soltar por cansancio, es crear una cultura donde la gente pueda decidir con criterio, porque cree en lo que hace. Y si no tienes claro el “para qué” de tu marca, de tu empresa o de tu vida, todo se vuelve una rutina. La gran verdad: no hay transformación real si el líder no cambia primero. Así que antes de querer mover a otros… muévete tú.
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