¿Qué tipo de comedor eres?

Eres lo que comes, así que por favoooooor no seas rápido, barato, fácil falso. Alócate con la vida, no con la comida

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El bipolar
Ese que a ratos se traga todo lo que se le pone enfrente y luego se mata de habmre. Le entra a todas las dietas, primero súper mentalizado, puede durar así unas semanas o unos meses, pero de pronto algo lo saca del rumbo y todo se va al diablo. Después de romper la dieta, entra en una racha de comer y tomar todo lo que pueda.  Naturalmente, esto lo deprime, se siente fracasado, inflamado, cansado, desmotivado hasta que un día se prende otra vez y vuelve a empezar oooootra dieta, en un loop sin final. Va del jugo verde a la torta de chilaquiles con milanesa, no encuentra el balance y se lleva entre las patas a su metabolismo.

El apresurado
Comer no es su prioridad. Traga rápido y sin pensar, generalmente, mientras hace cosas “más importantes” como contestar correos, preparar una presentación o manejar rumbo a la oficina. No mastica bien porque eso quita tiempo y esto le djea más trabajo a los jugos gástricos, que no siempre logran disolver los enormes trozos de comida que se van prácticamente enteros al intestino. Eso no deja que se aprovechen los nutrientes y causa estreñimiento y síndrome de intestino irritable.

El comedor estresado y nocturno
Triste pero cierto. El comedor estresado se pasa el día rellenándose la boca para escapar de las presiones. Comer se convierte en una especie de evasión para olvidar todo y desquitar el estrés. Trata de tapar el vacío tragando, ya sea en cantidades industriales o alimentos con muchas calorías vacías, pero que según él le dan un “rush de felicidad”. Cuando llega a casa se siente merecedor de mucha comida y le da ansiedad de noche. Suele picotear durante la madrugada y no recupera el sueño si no se echa una nuez o un chocolate. Pero comer así solo empeora la situación porque lo deja con sentimiento de culpa, inflado y sin sueño.

El comedor secreto
Eses que en público es virtuoso del buen comer, pero a escondidas se retaca toda la comida chatarra que le cabe. Ya sea en el coche, en la despensa o dándole cran a las sobras que dejó su hijo. Sin siquiera darse cuenta, ese tipo de comedor consume muchas más colorías de las que piensa. Tiene una relación de culpa con la comida. Se siente privado de alimentos por haber hecho muchas dietas o porque nunca lo dejaron comer a gusto y a sus anchas, fue criticado, amenzado o burlado y ahora necesita una especie de premio, pero se siente culpable y no quiere que nadie lo vea comer.

El comedor emocional
Muchos de nosotros no sabemos manejar las emociones y las tapamos con comida. Usamos como anestesia emocional helados, pasteles y chocolates. Irónicamente, este tipo de alimentos no son comfort foods reales porque causan altibajos en los niveles de glucosa, un bajón de energía, más hambre y muy mal humor. Buscar alivio en alimentos retacados de azúcar y grasa tiene el mismo efecto que el alcohol, después de un atascón te llega el bajón y lo que estaba mal se vuelve mucho peor.

El comedor saboteador
Este tipo de comedor es el más egoísta. Sabotea a los demás para que coman mucho y así él no come solo y reparte su culpa. Es el típico que trata de arruinar las dietas de los demás con frases como: “el lunes vuelves a empezar la dieta”, “si ya la rompiste, ya rómpela bien”, “pero ya estás muy flaco, ya no necesitas hacer dieta”.

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