¿Qué tan bien estás comiendo?

Deja de culpar a tu organismo y mejor pon atención en todo lo que te estás echando a la boca

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Seguro lo has escuchado más de una vez, per no comer bien (y eso quiere decir, darle a tu cuerpo todo lo que necesita no solo para funcionar adecuadamente, sino también para nutrirse de verdad) tiene consecuencias que poco a poco van deteriorando tu organismo. ¿Te identificas con esto? Entonces puede que no estés comiendo tan bien como crees…

 

No haces popó todos los días
Lo mejor sería que hicieras tres veces diarias, pero no esperamos que te bajes del coche en el Periférico para cumplir. Más de 80% de los mexicanos va solo una vez al día, lo cual no está tan mal como ir dos o tres a la semana. Cada vez que haces debería ser como medio kilo, con consistencia ni demasiado dura ni demasiado líquida. Si no vas muy seguido al baño, estás estreñido y no te sientes a gusto, la solución es: comer más fibra, que se encuentra en semillas como almendras y nueces, tomar más agua menos café y alcohol.

Estás cansado y sin fuerzas
Puede ser que te falte hierro, importante para tener glóbulos rojos, que transportan el oxígeno en tu cuerpo. Según la Organización Mundial de la Salud, a casi 80% de la población mundial le falta hierro. Fuentes: frijoles, lentejas o pescado. Es también probable que te falte magnesio, que ayuda a controlar la presión de la sangre y la producción de proteínas. Tienes que comer nueces, semillas, vegetales verdes, como las espinacas, frijoles y otras leguminosas.

Tienes flojera y te dan calambres a cada rato
Te puede faltar potasio, importante para que funcione el corazón, se muevan los músculos, se transmitan las señales nerviosas y se conviertan los carbohidratos en energía. Lo encuentras en plátanos, papas o ciruelas.

Tus heridas no cicatrizan bien, se te cae el pelo o eres impotente
Te falta zinc, que ayuda a sintetizar proteínas (y formar músculos) y a reforzar tu sistema inmunológico. Lo encuentras en frijoles, nueces, granos enteros y algunos derivados de la leche.

Te sientes mareado, no te concentras y te falta energía
Es probable que alguien te haya dicho que le bajaras a los carbohidratos y tú te clavaste y dejaste de comer pan y tortillas como si fueran veneno. Lo recomendado es comer unos 130 gramos diarios de carbohidratos, de preferencia que vengan de granos enteros y frutas, no de harinas refinadas.

Eres como un zepelin
A lo mejor estás comiendo demasiadas cosas con azúcar o demasiados carbohidratos refinados (que al final son también azúcar), como pan blanco, pastas, galletitas y pasteles. Cuando comes azúcar, tu cerebro puede mandar la señal de que tienes hambre —y eso te hace comer más— y puede llegar a ser una causa de diabetes. Solución: si te gusta lo dulce, búscalo en las frutas, no en los alimentos procesados. A lo mejor también te hacen daño los lácteos y ni sabes. La solución: dejar de tomarlos unos cuantos días para ver cómo te sientes.

Estás muy pálido, has perdido peso, tienes diarrea o estreñimiento
A lo mejor te falta vitamina B12. Ayuda a la formación de glóbulos rojos y las células de tu ADN. La puedes conseguir en pescados, mariscos, huevos y carne.

Te duele de más ir al gimnasio
Sigues adolorido una semana después de una buena sesión de pesas. Te falta proteína. Cuando no comes suficiente, el cuerpo se come tus músculos. La carne es una buena fuente de proteínas, pero no la única. Si exageras con la carne, aumenta el riesgo de diabetes y enfermedades del corazón. También puedes conseguir proteínas de semillas, como nueces y almendras, y de la combinación de algunas leguminosas con cereales.

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