3 mitos destruidos sobre el queso

En el #DíaInternacionaldequeso rompemos con algunos de los mitos que te han hecho alejarte de él

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El Día Internacional del Queso es una oportunidad honrar el inigualable momento de placer experimentarnos cuando probamos un buen queso, desde el Brie, hasta el Mozarella y qué decir del Cheddar, todos nos encantan. 

Actualmente existe una conciencia para llevar una vida saludable, no obstante, peeero con todo eso, han surgido ideas erróneas que privan por completo al paladar de deleitarse con el queso, sin tomar en cuenta los beneficios de los lácteos, al ingerirlos en proporciones adecuadas, que quede claro.  

El queso es una forma nutricionalmente rica de incluir calcio, proteínas y minerales como el fósforo a la dieta diaria, ayudando a desarrollar huesos fuertes y un cuerpo energético y saludable. Casi cualquier comida se puede mejorar y hacerla más nutritiva si se le agrega queso, gracias a su alto contenido de vitaminas y proteínas, y ni qué decir de su sabor. 

Hay tantas variedades de quesos como gustos, por lo que seguuuro hay un queso acorde al estilo de vida y preferencia de cada persona. El queso, además de ser un alimento al que pocos se pueden resistir, es sumamente versátil. 

De la mano de nuestros amigos de Real California Milk y el Consejo Lácteo de California (CMAB, por sus siglas en inglés), desmentimos algunas de las creencias más comunes, para las cuales, hay buenas noticias. 

La grasa saturada en el queso contribuye a la enfermedad cardíaca: Estudios recientes han encontrado que una ingesta moderada de ciertos lácteos se asocia con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular y/o ataque cardíaco. Del mismo modo, el consumir productos lácteos puede contribuir a un menor riesgo de diabetes tipo 2. Algunos de los quesos bajos en grasa que se recomiendan son: Romano, Mozzarella descremado y Parmesano. 

 Los intolerantes a la lactosa no pueden ingerir lácteos: hoy se sabe que la mayoría de las personas con intolerancia a la lactosa pueden consumir algunos productos lácteos con muy pocas o quizá, ninguna molestia. Si una persona intolerante a la lactosa vuelve a introducir productos lácteos de forma gradual en su dieta, en las porciones adecuadas, es posible que su nivel de tolerancia haya aumentado. Para estos casos se recomiendan quesos duros, ya que su contenido de lactosa es bajo o nulo en ciertos tipos como, los quesos duros naturales, entre ellos, Cheddar, Monterey Jack y Gouda, o bien, de maduración suave como el Brie, Camembert, Mozzarella o Suizo. 

El queso debe minimizarse en la dieta debido a su alto contenido de sodio: el queso aporta en promedio solo el 8 % del sodio de la ingesta diaria. Un poco de sodio vale los otros nutrientes que lo acompañan, desde la vitamina A hasta el fósforo y las proteínas. El queso puede ser la segunda fuente de calcio en la dieta diaria. Entre los quesos bajos en sodio se encuentran el Suizo, Monterey Jack, Ricotta, Cheddar, Mozzarella y Brie.

Así que ya lo sabes, no excederte es la clave para seguir disfrutando del sabor y los nutrientes del queso.

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