crebros conectados

Nuestro segundo cerebro

El segundo cerebro se conoce como el sistema nervioso entérico, y va por todo el tracto digestivo, con más de 100 millones de neuronas.

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Conocemos bien la sensación de mariposas en el estómago que se activan cuando algo nos pone nerviosas. También conocemos ese hueco en las entrañas al recibir una mala noticia. No es algo nuevo que lo que percibimos no solo lo procesamos a través del cerebro, nuestros estómagos también tienen mucho que decir al respecto.

Este “segundo cerebro” se conoce como el sistema nervioso entérico, y va por todo el tracto digestivo desde el esófago hasta el ano, con más de 100 millones de neuronas. Durante mucho tiempo se pensó que la única función de esta vasta red neuronal era controlar procesos como la digestión (que sí es mucho trabajo) pero en los últimos años se ha visto que el segundo cerebro participa en otras cuestiones que podrían tener que ver sobre todo con las emociones y estados de ánimo.

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Cuando nos llega una sorpresa y sentimos inmediatamente al estómago estrujarse, es el cerebro de arriba comunicándose con el de abajo. Pero la comunicación también puede ir hacia el otro lado, de estómago a cerebro, lo cual implica que hay cuestiones sobre nuestras emociones y humor que no tienen que ver exclusivamente con la percepción del cerebro, sino con lo que pasa en nuestras panzas.

El sistema nervioso entérico produce muchos neurotransmisores importantes, como la serotonina, encargada entre otras cosas de sensaciones de felicidad, y por lo tanto involucrada en padecimientos como la depresión y ansiedad. De hecho, el 95% de la serotonina se produce en este segundo cerebro.

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No es casualidad que muchos tratamientos para  la depresión o la ansiedad impacten también al sistema digestivo. Pero si la conversación entre ambas “mentes” ocurre hacia ambos lados, es probable que no hayamos visto cómo los tratamientos o padecimientos estomacales impactan entonces con los padecimientos emocionales, y por lo tanto como la salud del sistema digestivo está finamente ligada a la salud mental.

Es intuición visceral que tenías sobre la conexión entre lo bajoneada que te pone tu colitis, puede que tenga toda una red neuronal y bioquímica detrás; escuchemos más a nuestras panzas.

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Doctora en ecología evolutiva y divulgadora de la ciencia, le gusta explicar el lado científico de la vida.

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