violacion sexual

Ni una menos y Ni una más

En México han sido asesinadas de manera violenta más de 23 mil mujeres en 15 años y cada 4 minutos ocurre una violación sexual.

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Hace unos días miles de mujeres salieron a las calles exigiendo ¡Ni una menos y Ni una más! Vestidas de luto miles y miles de mujeres de Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, España, Estados Unidos, Francia, Guatemala, México, Paraguay, Uruguay y otros países tomaron las calles. La convocatoria surge de la violación y asesinato de una adolescente en Argentina. El llamado desde el sur del continente encontró eco rápidamente en la región.

Ya desde 2007 la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) emitió su informe “¡Ni una más! El derecho a vivir una vida libre de violencia en América Latina y el Caribe”. La intención era mostrar el grave problema que afecta a sociedades por todo el mundo. A nueve años las cosas no mejoran. Las formas de violencia contra la mujer son de los crímenes más generalizados y por lo regular viene acompañado con altos índices de impunidad.

Tan común y tan cercana esta violencia que las cifras no sorprenden aunque si alarman. Cerca de la mitad de mujeres asesinadas en el mundo son víctima de un familiar o pareja. 7 de cada 10 víctimas de trata son mujeres. En América Latina la impunidad por estos asesinatos es prácticamente absoluta. El abuso comienza desde temprana edad, 10% de las niñas en el mundo son agredidas sexualmente. En México han sido asesinadas de manera violenta más de 23 mil mujeres en 15 años y cada 4 minutos ocurre una violación sexual. Nuestro país presenció los horrores de los feminicidios en Ciudad Juárez hace décadas y no generó los mecanismos institucionales y sociales necesarios para prevenir, proteger y sancionar estos crímenes. En este caso como en muchos otros la decisión fue no hacer nada. Hoy padecemos una oleada de violencia descontrolada contra las mujeres. El feminicidio es la culminación de una serie de patrones sociales, psicológicos y culturales de discriminación hacia las mujeres.

Es urgente crear conciencia global de este problema. Avanzar en políticas públicas contra la violencia. Dejar de normalizar la violencia de género en todas sus manifestaciones. El problema está en todas partes: las escuelas, las familias, el trabajo, el espacio público, cerca de todas y todos. Ni una más.

Los Estados deben abordar el problema con seriedad y firmeza, los patrones culturales deben ser eliminados con énfasis en la educación y se debe abatir la impunidad.

Visibilizar el problema es el primer paso. Hacer de esta causa un proyecto de todas y todos, no es un problema solo de “ellas”. La normalización social de la violencia de género debe indignarnos y activarnos.

Varios estados del país han decretado alertas de género. Se trata de la coordinación de acciones de gobierno tendientes a eliminar la violencia contra las mujeres. De poco han servido.

Después de siglos de normalización de esta violencia, ¿cuánto más? Ni una menos y Ni una más.

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