paz en colombia

Ganó la apatía y la rabia en Colombia

La democracia representativa está en crisis en todo el mundo. Sin sociedades enteradas y participativas el voto es un tirano, una apuesta.

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Apenas hace una semana sorprendía con un texto optimista en esta columna. El optimismo parecía estar bien fundado pero la realidad nos dio otro golpe. Colombia decidió NO refrendar los acuerdos de paz entre el gobierno y las FARC. Así como en el caso del Brexit, las encuestas daban un amplio margen al SÍ y no había motivos para pensar que una mayoría se opondría a un acuerdo de paz que como todos tiene sus deficiencias. No se hace la paz con los amigos.

Llaman la atención los resultados. De más de 13 millones de votos emitidos, el NO ganó por alrededor de 54 mil, 50.22% contra 49.78%. Igual que en el caso británico, el Brexit se impuso por un pequeñísimo margen y con un alto índice de abstención para sus estándares. En este caso, más del 60% de los colombianos no votaron.

A pesar de que no era necesario el plebiscito, el presidente Santos decidió que la paz no es un asunto de políticos sino que debe ser refrendada y abrazada por la sociedad. Colombia dijo que NO. Aunque suena muy romántica esta idea de que la sociedad decida, en la práctica el voto no es lo que se piensa. Prácticamente ninguna sociedad emite votos razonados, los motores son las emociones.

La gente vota por lo que cree/siente y no por lo que sabe/razona. Para ello es central la propaganda que rodea cualquier elección. Solo se esbozan conceptos abstractos que apelan a la esperanza, al miedo, a la rabia o a los deseos.

Resulta interesante que el SÍ se obtuvo en ciudades como Bogotá, Cali, Barranquilla y Cartagena, así como en las zonas más afectadas por el conflicto armado que lleva 52 años. El resto de ciudades grandes y zonas alejadas de la violencia votaron por el NO. Pero la mayoría no votó.

La democracia representativa está en crisis en todo el mundo. Sin sociedades enteradas y participativas el voto es un tirano, una apuesta, un juego de campañas propagandísticas, el asunto es movilizar y no convencer. Si fueron años de lucha por conseguir el voto universal hoy la lucha se ve más compleja, generar sociedades que deseen tomar decisiones razonadas.

En Colombia no había Plan B, no se pensaba que era necesario. El discurso del NO, encabezado por el expresidente Uribe, se centró en amenazar de que la paz era el triunfo del “castro-chavismo”, que “se aprobó la agenda del terrorismo”, que “no se ataca al narcotráfico”, que “habrá más impuestos”, que “el gobierno se asocia con criminales” y que “reina la impunidad”. No cabe duda de que los argumentos de la derecha radical son los mismos aquí y allá.

Paradójicamente el 2 de octubre es el Día internacional de la no violencia. En ese día Colombia dijo no a la paz. De menos será un no por ahora. El presidente Santos se reunirá con la oposición para recoger sus demandas y tratará de convencer a las FARC de aceptar un peor arreglo para ellos. La paz tendrá que esperar.

La paz por ahora NO, 54 mil votos y millones de desentendidos así lo dictaron.

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