El por qué evolutivo del hipo

Cuando aguantas la respiración para quitarte el hipo, estás invocando al pequeño renacuajo adolescente que todavía vive en ti.

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Podríamos definir al hipo de muchas formas. Por ejemplo, como algo muy molesto que pone en evidencia la embriaguez. Otra definición más técnica es que es la contracción involuntaria del diafragma, músculo del pecho importante para la respiración, que ocurre al mismo tiempo que el cierre de la glotis, la parte media de la laringe por donde pasa el aire de la boca y nariz hacia los pulmones. Una última definición es que es un recordatorio evolutivo.

Hace mucho mucho tiempo los humanos no éramos humanos, ni siquiera mamíferos. Éramos anfibios (o más precisamente, nuestros ancestros lo fueron).

Muchos anfibios, como las ranas, pasan las primeras etapas de su vida siendo acuáticos, respirando dentro del agua a través de agallas, y su vida adulta respirando del aire a través de pulmones. Para todo ser vivo el paso de la juventud a la adultez es muy duro, y para los anfibios no es una excepción: en cierto punto tienen tanto agallas como pulmones, y esto les complica un poco la respiración.

La solución que tienen es que cuando respiran dentro del agua, la glotis se cierra para que el agua no pase a los pulmones, y entonces el diafragma tiene un pequeño espasmo que empuja hacia fuera el agua a través de las agallas y completar la respiración.

Este movimiento es tremendamente similar al que actualmente le pasa a cualquier persona con hipo, y no es de sorprender, dado que tenemos los mismos ingredientes necesarios que los renacuajos adolescentes: pulmones, glotis, diafragma, y el circuito cerebral que controla la ventilación de agallas. Esto último puede sonar muy raro ya que no tenemos agallas, pero es algo muy común en cualquier especie: quedarse con rastros de su historia evolutiva, pues si bien muchas veces pensamos que la evolución implica progreso y que toda estructura sirve para algo, cosas como el hipo nos recuerdan que no. Las estructuras no desaparecen nomás porque no sean usadas, y así cada cuerpo se convierte en un museo de su propia historia evolutiva.

En renacuajos, cuando aumenta la concentración de CO2 (producto de la respiración que se saca en cada exhalación), disminuye la frecuencia de la respiración por agallas, y por lo tanto disminuyen los espasmos que en humanos llamamos hipo. Así que la próxima vez que aguantes la respiración para quitarte el hipo recuerda que estás invocando al pequeño renacuajo adolescente que todavía vive en ti.

Referencia
A phylogenetic hypothesis for the origin of hiccough

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