El mundo sin vacunas

No hay que dejar de ser críticos a este sistema, pero tampoco dejar de imaginar cómo sería un mundo sin vacunas.

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¡Terrible epidemia de rubeola azota a Estados Unidos! 12.5 millones de personas infectadas, 2 mil bebés fallecidos, 11 mil abortos espontáneos a causa de esta enfermedad.

Bacterias y el lado oscuro

Lamentablemente estos datos son correctos. Afortunadamente es una noticia de 1965. Gracias a la vacuna contra la rubeola, en Estados Unidos solo han sido reportados 15 casos de esta infección desde 2012. La diferencia en cifras es impresionante y muy similar para todas las enfermedades que tienen vacunas: hay un antes y un después muy claro.

Las vacunas funcionan a nivel individual provocando en nuestro sistema inmune la creación de anticuerpos para combatir patógenos, de modo que el cuerpo esté ya preparado y pueda tener una defensa fuerte en caso de que vuelva a encontrarse con ese patógeno. Pero esto no es lo único que se tiene que saber sobre el funcionamiento de las vacunas.

Pequeños holocaustos zombies

A nivel de población existe algo llamado “inmunidad de rebaño” o “inmunidad colectiva”. Las poblaciones actuales humanas son un oasis para virus y bacterias, ya que en cada persona encuentran oportunidad para vivir e infectar a otras. Si una porción grande de una comunidad está protegida, o sea vacunada, contra una enfermedad contagiosa, los patógenos tendrán menos y menos oportunidades para sobrevivir y por lo tanto de contagiar a otros. En poblaciones con altos índices de vacunación, las epidemias son imposibles.

Cuando una persona se vacuna se está protegiendo a si misma, pero también está haciendo un servicio a la comunidad, en especial a personas que por diversos motivos no pueden vacunarse, como recién nacidos, mujeres embarazadas, personas ancianas o enfermas.

Además, vacunarse es también un servicio para las comunidades futuras. Las campañas de vacunación han logrado que actualmente la viruela esté erradicada en el mundo, y que sepamos sobre enfermedades antes tan comunes como la polio, la difteria y el tétanos, solamente por historias que nos cuentan personas mayores. Gracias a que estas personas mayores junto con todos sus contemporáneos se vacunaron, es que hoy no tenemos estos problemas de salud pública.

Y será gracias a la población actual y sus prácticas de vacunación, que se podrá o no decir lo mismo en el futuro.

El sistema de salud actual tiene muchas fallas, y es verdad que también tiene muchos intereses lejanos a la salud. Uno de los elementos que generan suspicacia hacia las vacunas es que son un negocio para grandes farmacéuticas. No hay que dejar de ser críticos a este sistema, pero tampoco dejar de imaginar cómo sería un mundo sin vacunas. Intuyo que quienes están en contra de éstas es porque realmente nunca han visto un mundo así.

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