Situaciones incómodas entre mujeres que deberían dejar de existir

En algún momento todas hemos hecho sentir mal a otra mujer, aquí te decimos por qué nunca debemos volver a hacerlo

Mucho hemos escuchado la frase “Sororidad entre mujeres”, pero pocas veces conocemos realmente lo que hay detrás. Incluso tú y yo, seguramente hemos hecho algo que va completamente en contra de esto que tanto predicamos. Sororidad es la solidaridad entre mujeres, empoderarse y apoyarse unas a otras. Desgraciadamente no siempre lo cumplimos, por eso, nos dimos a la tarea de preguntarle a las mujeres que nos rodean, cuáles han sido los momentos en los que se sintieron agredidas, ofendidas o incomodadas por otra mujer.

“En el vagón de mujeres del metro, esa es la verdadera jungla. No hay vagón donde te empujen y agredan más”.

“En el metrobús le pedí a un señor que se fuera al espacio designado para hombres ya que venía claramente incomodando a una chica (con uniforme de secundaria) en el espacio exclusivo para mujeres. Acto seguido una señora ya mayor comenzó a regañarme, que si no me daba vergüenza hacer esos escándalos, defendiendo al acosador”.

“Una mañana cuando iba para el trabajo me siguió un hombre por varias cuadras gritándome albures, busqué irme a donde sabía que habría gente en la calle a esa hora. En un momento cuando pensé que lo había perdido tuve una corazonada por girar y me lo encontré con la mano extendida a punto de agarrarme y le di un golpe con mi bolsa. Aunque sé que el acoso no fue de parte de una mujer, al ver a mi alrededor personas viendo la escena, incluyendo mujeres, las consideré participes a todas también”.

“Mi jefa cuando vivía fuera, me trataba muy mal. En una junta con clientes me expuso por haber “inventado” una palabra, diciendo que los disculparan por traer a alguien al equipo que “claramente no dominaba el idioma”.

“Estaba saliendo con un chico que resultó tener una exnovia “tóxica”, cuando ya habían terminado hace meses, en nuestra primera date, ella nos siguió hasta la cafetería y se sentó en la mesa de enfrente a observarnos y a reírse a carcajadas con sus amigas las espías”.

“Fue en mi primer trabajo, estaba cubriendo un concierto y una chica atrás de mí empezó a pegarme en la espalda para quitarme y avanzar ella para estar más adelante”.

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