¿Qué pasa con la cultura de armas en Estados Unidos?

Entre tragedias y proyectos de ley, así es la cultura de armas en Estados Unidos

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El pasado martes 24 de mayo, ocurrió un tiroteo en Texas, donde un joven de 18 años asesinó a 19 niños y dos profesores. Esto ha vuelto a poner sobre la mesa el debate acerca de la legalización de armas en Estados Unidos.

Cuando el 14 de diciembre de 2012 tuvo lugar el tiroteo escolar más mortífero en la historia reciente de Estados Unidos, el cual resultó en la muerte de 20 niños y seis profesoras, Barack Obama (entonces presidente), indicó que dicha tragedia marcaría un punto de inflexión y sería el comienzo de una batalla contra este tipo de violencia, por lo que se inició con un proyecto de ley. Desafortunadamente solo recibió 56 votos a favor, cuatro menos de los necesarios para romper la obstrucción, y ahora una década después, los casos se han triplicado. La violencia con armas de fuego afecta la vida de personas en todo el mundo y causa la muerte de más de 500 individuos cada día.

Según la organización suiza Small Arms Survey (SAS), hay 120 armas de fuego por cada 100 estadounidenses. Y a pesar del gran número de armas, y la enorme cantidad de personas que mueren por disparos todos los años, actualmente no existen regulaciones federales. Según la Organización de derechos humanos, el gobierno estadounidense ha permitido que la violencia con armas de fuego se convierta en una crisis de derechos humanos.

Debido al amplio acceso a estas armas y la nula normativa, más de 39,000 hombres, mujeres y niños mueren anualmente por disparos en Estados Unidos. Además, ésta es una anomalía en comparación con otros países ricos y desarrollados, esto se debe a que su Constitución establece que los ciudadanos tienen derecho a tener y portar armas, y carece de una legislación a nivel nacional que regule la portación de armas en público. Únicamente en siete estados se exige presentar algún tipo de justificación para demostrar la necesidad de portar armas de fuego ocultas. De hecho, Joe Biden, actual presidente de Estados Unidos, cuando era senador por Delaware, contribuyó a la aprobación de una ley que prohibió las armas de asalto, pero una década después no volvió a ser aprobada.

En Estados Unidos existen “santuarios” de la Segunda Enmienda, donde se han aprobado leyes contra la aplicación de medidas federales para el control de armas respaldándose en la creencia de que dichas medidas violan el derecho a poseer y portar armas que está en la Constitución. Texas, es uno de esos “santuarios”, el gobernador Greg Abott dijo: “Políticos de todos los niveles, han amenazado con quitarles las armas a los ciudadanos respetuosos de la ley. Pero no dejaremos que esto pase en Texas”, semanas después sucedió el trágico tiroteo. A pesar de que se creería que con al ver lo sucedido la gente cambiaría de opinión, la oposición republicana sigue defendiendo la Segunda Enmienda y acusan al presidente de estar politizar la tragedia.

La ONU ha establecido directrices internacionales sobre control de armas de fuego para que los gobiernos las incorporen en la legislación nacional. Amnistía Internacional explica que para lograr acabar con los tiroteos masivos en Estados Unidos se deben aplicar las soluciones que se utilizan para prevenir otras formas de violencia armada, como establecer un sistema nacional de licencias y registro de armas, junto con controles de antecedentes. Esto para identificar posibles factores de riesgo, sobre todo a personas vinculadas con comportamientos violentos, historial de violencia de género, sexual o intrafamiliar; historial de uso problemático de drogas y alcohol; problemas emocionales; enfermedades mentales y otras circunstancias que pueden aumentar los riesgos de que el o la solicitante pudiera causarse daño a sí mismo o a otras personas con el uso de armas de fuego.

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Equipo moi.

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