Cómo, dónde y cuándo de plano NO hablar sobre dinero

Dicen que el amor y el dinero no se pueden ocultar, pero si el dinero habla por sí solo, ¿por qué la necedad de querer hablar sobre él?

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Eres de esos que a todo mundo le pregunta qué coche trae, cuánto gana, si pagó su casa de contado y hasta cuánto gana? Pues sin darte cuenta estás dañando tu imagen pública porque casi siempre el dinero es un tema tabú.

Por lo general, en nuestra cultura nos han enseñado a no hablar de dinero, posiblemente se deba a temas más bien religiosos relacionados con culpas o simplemente por ser una sociedad un tanto conservadora. Y antes de seguir, pongamos mucho énfasis en que no toda plática de dinero es mala. De hecho en el ambiente familiar, profesional y de pareja, es sano y necesario hablar de estos temas. Imagínate las broncas si no hablaras con tu pareja de ingresos y gastos mensuales, o lo infructuoso que sería un proyecto de negocios si no se hablara de costos de operación porque es un tema tabú. ¡Claro que es necesario! Como también es necesario hablar de muchos otros temas tabú según el contexto. Por ejemplo: hablar de tus deseos y necesidades sexuales es un must con tu pareja… ¡pero sería un desatino total hablarlo con tus suegros! ¿No crees? Así es con el dinero, hay que hablar de él, siempre y cuando sea con la persona correcta, por las razones correctas y en el momento correcto.

Preguntarle a alguien cuánto dinero tiene en el banco, sería similar a preguntarle cuál es su posición sexual favorita o cuántas veces lo hace por semana. No está prohibido, ¡pero más te vale que tengas mucha confianza con esa persona si es que lo vas a hacer!

Entendido esto, veamos pues, cuándo es mejor CALLAR y quedar como mendigos, que hablar y quedar como méndigos:

CALLA cuando quieras hacer cuestionamientos cuantitativos, o lo que es lo mismo, hacer preguntas del tipo “¿cuánto te costó tu coche?”, “¿cuánto dinero tienes en el banco?” o “¿cuánto te pagan?”. En caso de que tú seas el objetivo de la pregunta y quieras negarte a responder, puedes hacerlo fingiendo demencia, con generalidades vagas o con humor: “no recuerdo exactamente, pero seguro en la página lo encuentras”, “lo suficiente como para estar satisfecho y tranquilo ante cualquier eventualidad” y “no tanto como me gustaría”, serían buenas respuestas ante tan molestos cuestionamientos. Si los necios insisten en obtener una respuesta con cantidad, simplemente responde: “no me siento cómodo hablando sobre estos temas”.

CALLA cuando vayas a adjetivar el valor de algo, o lo que es lo mismo, cuando vayas a poner etiquetas en conversaciones sociales del tipo “caro”, “barato” o similar. El valor del dinero es relativo a tus ganancias, por lo que decir: “los vuelos están regalados, tipo en $10,000”, “le dio un anillo carísimo de $8000” o “le pagan míseros $15,000”, es válido, pero posiblemente solo para quien lo dice, porque para otros el vuelo es caro, el anillo es barato y el sueldo un dineral.

CALLA cuando no estés de acuerdo en cómo se está dividiendo una cuenta o gasto, y el resto de los involucrados sí lo estén. Si todos están de acuerdo en que la cuenta se divida parejo pero tú tenías pensado solo pagar por lo que consumiste… ¡Shhh! A CALLAR y pagar, ya después puedes reflexionar si volver a salir con ese grupo de amigos o si hiciste bien en ir a un plan que tal vez no va de acuerdo con tu tren de vida. Durante las reuniones sociales no es momento de hablar de justicia económica ni sobre si unos tienen más dinero que los otros. Además, si el resto estaba de acuerdo, ten por seguro que el que queda mal eres tú. Ahora, no está de más decir que no seas tú el pelado que pretenda que las cuentas se dividan por igual cuando alguien no trae pareja, hijos o no bebió en la comida en la que más de la mitad de la cuenta fue alcohol.

CALLA cuando vayas a soltar chismes sobre la situación financiera de alguien más, sus deudas, gastos, tacañerías y derroches. Y CALLA aunque creas que se trata de hablar bien de alguien. Ya que muchas veces hablamos de lo bien que le va a nuestras amistades y familiares, y de lo tanto que tienen o gastan, presumiendo en sombrero ajeno cosas que ni nos corresponden. ¿A ti te gustaría que alguien más estuviera hablando de tus finanzas?

Y finalmente, CALLA y CALLA mucho cuando estés lanzando datos y cantidades solo por presumir y ostentar. Si es desagradable hablar de cantidades de dinero cuando te lo preguntan, ahora imagínate lo repugnante que es escuchar sobre lo que ganas, lo que tienes o lo que te costaron las cosas, cuando nadie te lo preguntó.

Por último, recuerda siempre que no tiene nada de malo estar orgulloso de lo que uno tiene y ha logrado con arduo trabajo y el sudor de su frente, peeero ese orgullo mejor guardadito. Como decíamos, el amor y el dinero no pueden ocultarse, entonces deja que hablen por sí solos.

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Consultor en Imagen Pública, Socio Director y docente del Colegio de Imagen Pública y autor del libro "Imagen Cool".

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