Con el puro título no te alcanza…

¿Tuviste 10 de promedio y estudiaste en una universidad privada? Ok. Felicidades pero, ¿esto te ha hecho un mejor profesional? Y sobre todo: ¿se ve reflejado en tu sueldo el dineral que pagaron tus papás?

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Pagar una carrera cuesta un ojo de la cara. Es (o era) una especie de promesa para encontrar un mejor trabajo en el cada vez más sanguinario mercado laboral. Una licenciatura se vende como una puerta a una red de profesionales o excompañeros que en algún momento te pueden dar chamba o asociarse contigo para el negocio que te sacará del hoyo.

Y no es que esto sea totalmente falso, pero detrás de esa promesa hay una realidad cruda que debería tomarse en cuenta antes de gastar alrededor de medio millón de pesos en una carrera. Venir de la universidad privada más cara de México no te resuelve nada si eres un candidato que no tiene esos “extras” que están buscando los compas de recursos humanos (RH). ¿De qué sirve tener al cuate con el mejor promedio de la carrera si no tiene habilidades sociales y no es capaz de entablar buenas relaciones? ¿De qué sirve tener un coeficiente intelectual altísimo si eres un flan incapaz de transmitir ideas y hacer equipo?

Supongamos que estás que te mueres por entrar a trabajar a una empresa y te enteras de que el gerente de RH tiene otro candidato en la mira. Ambos estudiaron la misma carrera, tienes las mismas calificaciones y la misma edad, pero el bastardo rival salió de una universidad privada de prestigio y caché y tú egresaste de una universidad pública. ¿A quién crees que van a elegir? Tranquilo, hoy, e el mercado laboral está cambiando. Ya no es suficiente tener un título, el tema de las competencias y habilidades empieza a ser más importante.

Hay empresas que reclutan más por competencias porque se han dado cuenta de que hay una brecha entre profesionistas egresados y el perfil que ellos buscan. De acuerdo con una de nuestras encuestas en el Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC), 32% de los empleadores no está encontrando a la gente adecuada para sus vacantes, así que más que el diez, y más que el prestigio de la escuela, ¿qué necesitas para ser el adecuado?

Aunque la educación en cada universidad es distinta y ofrece conocimiento, habilidades y redes que acaban convirtiéndote en un profesionista con un sello distintivo, una carrera no es garantía de encontrar un buen empleo y, ¡sobre todo!, un buen sueldo.

Miles de profesionistas aplican por los mismos puestos ¿y para qué? Para aumentar la legión de godínez, las filas de las cocinas económicas, para que la vida tenga dos alegrías (el día quince y el día primero). No se trata tampoco de no estudiar ni de sufrir el trabajo. Se trata de encontrar lo que quieres hacer y hacerte las preguntas adecuadas. ¿Realmente tengo que gastar lo que no tengo para ir a la universidad? ¿Realmente quiero tener un trabajo de oficina todos los días de mi vida? ¿Qué más puedo hacer? ¿Qué quiero? ¿Qué me gusta? ¿Para qué soy bueno? ¿Cómo lo puedo conseguir?

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