Por qué nos m&m%$ tomarle fotos a la comida…

¿Eres de los que no te han acabado de poner el plato en la mesa y ya estás comiendo? ¿O del equipo #fotoonopasó?

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Por MuchiesLabs

“El hombre es el único ser que bebe sin tener sed, come sin tener hambre y habla sin tener nada que decir”, más o menos así dice por ahí un quote (de estos que nos m*ma publicar) pero ese será otro tema para esta su sección de confianza. Hoy, nos preguntamos sobre ese gusto por tomarle fotos a la comida. Todos tenemos ese amigo que no te deja ni tocar tus sagrados alimentos hasta que toma la foto; descifremos por qué.

Beber sin tener sed
El ser humano es un ser social y casi todas nuestras interacciones están asociadas a echarte algo a la boca. Así que no me sorprende que tengas agotados los gigas de tu celular con fotos de reuniones, comidas y bebidas. Si existe valor social en subir a la red la foto de tu trago y reforzar la idea a tu círculo social de que tienes el tiempo, el dinero y el buen gusto de salir a echarte tus drinks después del jale o el fin de semana, no lo sabemos. También puede que lo hagas por provocar el GPI (por sus siglas en español: Gracias por Invitar) de alguien que te interesa o de quien quieres llamar la atención.

Comer sin tener hambre
Hay una gratificación primitiva en eso de juntarnos (como lo haríamos miles de años antes alrededor de una fogata después de cazar un mamut) y compartir los alimentos con la gente que amamos, creo que eso es algo que nos hace bien humanos. En el momento de crear un recuerdo, de la compañía y del lugar, cabe por supuesto una foto d elo que nos vamos a “empaquetar”. Comer es una de las pocas actividades que involucra todos los sentidos, permitirnos sentir es lo que crea recuerdos memorables. Por eso implica mucho más que una simple foto de un platillo. Puede ser una foto muy bonita la que te tomaste en la torre Eiffel, peeeero una foto de la baguette que te echaste después de esa foto puede invocar la memoria del aroma y el sabor del pan recién horneado y llevarte de regreso a París. Entonces, ¿es tan descabellado que le hayas tomado una foto a tu baguette? No lo creo.

Hablar sin tener nada qué decir
La constante publicación de fotos de comida es la más clara evidencia del poder que las redes nos dan; tener una voz, hablar aunque no tengamos nada que decir, lo cual puede ser tan perjudicial como comer sin tener hambre si nos excedemos. Ya sea que las fotos de comida sean como los sellos de tu pasaporte o un glimpse hacia tu vida social, tener una cámara profesional en el teléfono ha sacado al creativo goloso que todos llevamos dentro. Nos guste o no. Las imágenes muchas veces hablan por nosotros, así que más vale aprenden a capturarlas.

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