Lo malo de lo bueno: entrenar a celebs

Todo mundo cree que estar rodeado de celebridades es miel sobre hojuelas, peeero también hay uno que otro trago amargo

Por Modu Seye

ROMPECABEZAS DE HORARIOS
Tienes que ser experto en logística para acomodar las agendas tan apretadas que tienen. Un cambiecito y todo se complica, si quieren reprogramar una sesión tienes que mover cosas con mucho cuidado para no empalmar.

TE MUERDES LA LENGUA
Cuando trabajas con celebs la confidencialidad es clave. Nada de andar posteando los entrenamientos ni nada que los exponga. Si no tienen bronca, hasta te ayuda, pero más vale pecar de precavido.

COMO LEÓN ENJAULADO
Salir a correr al parque o entrenar en mi gym se convierte en un verdadero dolor de cabeza si ando con un famoso, porque no hemos ni acabado el calentamiento cuando ya hay varias personas tomando fotos o pidiendo autógrafos. Por eso prefiero ir a sus casas para que no estén expuestos, además, muchos tienen sus propios equipos y no tienes que estar esperando a que “se desocupe la máquina”.

TE LLUEVEN NUEVAS “AMISTADES”
Como bien dicen, “el interés tiene pies”, y en cuanto se enteran de que estás entrenado a X, te empiezan a buscar personas de todos lados a ver si les cuentas un chismecito o hasta si se pueden tomar una foto con ellos.

TE OLVIDAS DE “TU” TIEMPO
Como dependes tanto de sus horarios (porque muchos ni saben dónde estarán al otro día), tu tiempo es SU tiempo. No puedes planear vacaciones con anticipación, cuando las tienes son de último minuto porque algo les surgió A ELLOS. A veces, te tienes que dividir entre familia y clientes, y si sale un bomberazo ni modo que decirles que no puedes.

UNO HACE MARAVILLAS, PERO NO MILAGROS
Ponerles una rutina puede ser todo un reto porque depende de cuánto tiempo tienen para que los entrene y qué tanto se apeguen al programa. Está bien que uno haga maravillas, pero milagros no. Es difícil hacerlos entender que todo es un proceso.

CON PINCITAS
No les doy trato especial, pero algunos no lo entienden. Mi chamba, en parte, es entender que en mis manos está la carrera (y bienestar) de todas las personas, sean famosas o no. Pero ni modo, toca.

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