El arte de echar flores

Vuélvete un as en levantarle el ánimo a la gente y verás de cuántas te puedes salvar

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Al grano: Los piropos como los chistes, si te tardas, pierdes a tu público. No des tantas vueltas que al final termines sin decir nada. Y sé específico. En lugar de decir “Hiciste un buen trabajo hoy”, di “Estuvo súper interesante lo que dijiste en la junta”, o en vez de “Se te da la cocina” di algo como “¡El pastel estuvo espectacular!”. Mientras más personal la flor, más especial se va a sentir el halagado y más te verán como alguien que pone atención a los detalles.

Fondo y forma: Depende del tono con el que lo digas, que tu piropo no se escuche ni falso ni burlón ni libidinoso. Dilos como dirías cualquier otra cosa, de forma súper natural. Y cuida tu lenguaje corporal y el contexto en el que estás, no te pongas creativo en medio de un funeral.

Bá-ja-le: No exageres porque te vuelves como Pedro y el lobo. A la quinta vez que te escuchan decir que es “el mejor pastel que has probado en tu vida”, pues ya ni te creen ni se sienten halagados. Mejor dilos cuando verdaderamente nazcan y no exageres las cosas. “Está buenísimo el pastel, Chucha siempre escoge unos deliciosos”. Punto.

Mucho ojo: 1. Hazlo con respeto o mejor no lo hagas, 2. Dilo de forma natural y haz contacto visual, 3. No les digas a todos lo mismo, porque nadie te va a creer.

No te pases Ni se te ocurra hacer comentarios directos. Siempre vete a lo sutil, por más que tu intención sea ligarte a alguien o conseguir la chamba. No solo por ser respetuoso, pero lo desesperado tiende a incomodar. No es lo mismo, “Uorale, se te ve súper bien ese vestido ehhh” que, “Ese color se te ve increíble”. De preferencia, no hagas comentarios sobre el físico de alguien y mucho menos en un contexto laboral. 

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