¿Pooor?
Por: Sofía Leviaguirre
México entero se está rostizando con la ola de calor. Desde Monterrey hasta Mérida, pasando por la CDMX. Te contamos qué onda.
Si estás leyendo esto con el ventilador en la cara, el abanico en la mano y el agua de limón ya tibia, no estás solo. México entero se está rostizando con la ola de calor. Desde Monterrey hasta Mérida, pasando por la CDMX. Ahora sí el sol nos trae a todos como helado derretido.
Esta nueva ola de calor no llegó en silencio. Llegó como ex tóxico: ardiente, intenso y sin intención de irse pronto. Temperaturas de hasta 45°C en el norte, sensación térmica de 50°C en la costa, y en la capital, ese calor pegajoso que parece personal, como si el clima supiera que tienes junta, tráfico y el desodorante ya está fallando.
En Hermosillo, la gente ya ni sale de día. En Monterrey, los regios están reconsiderando su amor por la carne asada. Y en Yucatán, los que sobreviven sin aire acondicionado ya están en camino a la canonización. Hasta los memes están sudando. Porque sí: esto es para tanto.
Los reportes de la Conagua no mienten: estamos en una de las temporadas más calurosas de los últimos 15 años. El famoso “verano adelantado” llegó con todo y parece que el infierno pidió prestado espacio. Mientras tanto, en redes sociales todos estamos en modo: “ya ni llorar es bueno, porque me deshidrato”.
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Claro que el sol pega duro en esta época, pero lo que estamos viviendo es parte de algo mucho más grande: el cambio climático, y no podemos seguir ignorándolo. Las olas de calor cada vez llegan más temprano, duran más, y nos afectan más fuerte. No es normal que haya alerta roja en media República. No es normal que se estén derritiendo los pavimentos, ni que haya apagones por la sobrecarga de energía.
Además de sobrevivir dignamente (o intentarlo), hay cosas que sí podemos hacer:
Y, claro, empezar a exigir políticas reales de protección ambiental. Porque sí, reciclar está bien, pero lo que necesitamos son acciones contundentes desde arriba. Que si ya nos vamos a derretir, al menos que no sea por pura negligencia.
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Pues de que vienen, vienen. La temporada de lluvias inicia el 15 de mayo y termina el 30 de noviembre, pero este año parece que mayo tendrá menos lluvia de lo normal. Y sí, el calor a tope… pero no te asustes, que en junio, se supone, recuperamos un poco de la precipitación.
Así que toca tener los vestidos primaverales y el impermeable a la mano… al mismo tiempo.
Nos queda el humor, el hielo, y la esperanza de que alguna lluvia milagrosa llegue a salvarnos (aunque sea con granizo, ni modo).
Usa ropa ligera, duerme con la ventana abierta, y repite conmigo: esto también pasará.
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Por: Sofía Leviaguirre