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Por qué la lluvia (no) limpia el aire

Llegan las lluvias y no limpian el aire, tampoco quitan la contaminación.

Alejandra Ortíz

Llegan las lluvias y con ellas un respiro a las ciudades: la lluvia “limpia” el aire y lava la contaminación, o al menos eso es lo que pasa en la mente de mucha gente.

Depende de varios factores el que la lluvia ayude a disminuir la contaminación del aire. El principal factor es el tamaño de las partículas contaminantes. A las muy pequeñas (menores a PM2.5, particule matter o algo así como material particulado de 0.0025mm) la lluvia no les hace prácticamente nada. Con una lluvia moderada, apenas el 1.45% de estas partículas son removidas del aire, y con un tormentón, solo el 8.7%.

La contaminación SÍ importa

Para las partículas más grandes, las PM10, el efecto es mayor. Con lluvias moderadas el 10% de estos contaminantes se limpian, y con tormentas el 30%. Aun así, no son números muy altos como para confiar en Tláloc como salvador de la calidad del aire. La razón de que la lluvia tenga más efecto sobre partículas mayores es que en realidad no “lava” el aire, sino que moja el suelo y otras superficies, atrapando ahí a las partículas que de otra forma estarían flotando; es algo parecido a cuando se quiere barrer una calle y para facilitarlo se moja el piso. Las partículas grandes son más fáciles de ser barridas por la lluvia que las chicas.

Qué le hace la contaminación al cerebro

Si la lluvia en realidad no lava con eficacia la contaminación, ¿por qué pareciera que la ciudad sí está más limpia después de una lluvia? Esto puede ser por tres razones. La primera, que los seres humanos tenemos un sesgo perceptual, es decir, ¿cuántos de nosotros realmente hemos hecho un registro sistemático de la calidad del aire antes y después de la lluvia, o incluso nomás de qué tan limpio se ve? Es muy probable que recordemos más los días en que sí ocurrió, y basemos nuestras conclusiones en esto.

La segunda razón es que si las lluvias duran varias horas, el efecto de limpieza comienza a acumularse. A partir de cinco horas de precipitación continua, la tasa de barrido aumenta a más del 60% para las partículas grandes, aunque para las chicas no pasa del 40% aún después de 10 horas de lluvia.

Los daños del aire en la ciudad

La tercer razón de que pareciera que la lluvia limpia el aire es en realidad lo que la acompaña. Durante las lluvias es muy común que también haya ráfagas de viento, el cual es una fuerza de la naturaleza que sí logra llevarse lejos la contaminación, aunque eso significa que ésta llega a otros lugares. Depende mucho desde dónde sopla el viento para determinar si la contaminación baja o sube.

Siempre se sienten bien las primeras lluvias, que efectivamente sí llegan a refrescar al ambiente y a nuestros ánimos. Hay que celebrarlas pero sin dejarles la responsabilidad entera de la calidad el aire, que depende más bien de nosotros y del gobierno.

Referencia

Influence of different weather events on concentrations of particulate matter with different sizes in Lanzhou, China

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