A veces lo que comes determina tu destino. Especialmente si eres abeja
La vida de una abeja reina es radicalmente diferente a la de una obrera. Las obreras trabajan arduamente, saliendo a buscar comida y agua, defendiendo la colmena, construyendo el panal, alimentando a las larvas. Las reinas, por el contrario, permanecen dentro de la colonia siendo alimentadas y cuidadas por otras abejas, son cinco veces más grandes y viven hasta 20 veces más, pero sobre todo, son las únicas que tienen la capacidad de poner huevos. Las abejas obreras son estériles.
Estas dos castas de abejas son tan distintas que hasta podrían pasar por diferentes especies. Sin embargo, sus secuencias genéticas son idénticas. Las diferencias son resultado de lo que comen.
Cuando nacen, a todas las abejas se les comienza a alimentar con jalea real, una secreción que producen las abejas obreras en unas glándulas especiales, y que no por nada en su nombre recuerda a la realeza. A los tres días, a las abejas cuyo destino es ser obreras se les cambia de dieta. Comienzan a comer una mezcla de polen fermentado y miel.
A la abeja que vaya ser reina se le sigue alimentando con jalea real en una celda especial más grande que las demás, donde prácticamente crece bañada en esta sustancia que sigue comiendo hasta su vida adulta. El elemento que determina los cambios tan radicales que tienen las abejas reinas es su nutrición, que si bien no cambia sus genes, sí cambia la manera en que éstos se expresan.
Pensemos en los genes como una lista del mercado. La expresión de esta lista pueden ser diversos platillos, a pesar de que la lista sigue siendo la misma. La jalea real vuelve a reinas a las abejas mediante estos cambios en la expresión genética, que de manera general se conocen como epigenética. Es así que podemos tener dos animales genéticamente idénticos, pero que en su comportamiento, morfología y fisiología son diametralmente diferentes, pues su epigenética es distinta.
Las abejas son un ejemplo contundente de los efectos de la epigenética a un grado que probablemente no exista en humanos. Sin embargo, sirve para recordarnos que si bien la lista del mercado es importante para planear los platillos, no es suficiente para determinar la sazón; o en términos biológicos, los genes no son lo único que dispone cómo es un individuo.
Referencia: Epigenetics of Royalty
¿Te gustó esta nota? Califícala
Alejandro Dumas 241 / Col. Polanco-Reforma / CP. 11550 / CDMX. / Teléfono: 9126 2222
© Todos los Derechos Reservados de Media Marketing Knowledge Group www.mmkgroup.com.mx
Prohibida la reproducción total o parcial, incluyendo cualquier medio electrónico o magnético.