Tragedia en Irak

En un periodo de 22 meses, 19 mil personas asesinadas y 40 mil heridas. Muchas de las víctimas mortales son producto de las acciones de diversas milicias.

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Los 5 años de guerra civil, los horrores de la violencia, el Estado Islámico (Daesh por sus siglas en árabe), la crisis de refugiados y el fallido proceso de paz ha centrado la atención internacional en Siria, pero hay que recordar que Irak fue el país de origen de Daesh y que controla buena parte de ese territorio.

En estos años se han llevado a cabo enfrentamientos en Irak, más de 3 millones de civiles, incluyendo 1 millón de menores, han tenido que desplazarse de las zonas controladas por el grupo fundamentalista. Daesh ataca civiles, minorías étnicas y religiosas e incluso a la mayoría chiita, retiene a más de 3 mil mujeres y niñas como esclavas sexuales y recluta niños para utilizarlos en ataques suicidas y los usa como donadores de sangre. Varios civiles han sido sentenciados a muerte por cortes religiosas y otros a tortura, apedreamiento y mutilaciones.

Estas terribles cifras que cubren solo un periodo de 22 meses (desde enero de 2014 hasta octubre de 2015) fueron dadas a conocer por Naciones Unidas hace unos días, el reporte registra 19 mil personas asesinadas y 40 mil heridas. Reconoce que las cifras pueden ser mucho mayores y que en los últimos meses se ha visto un preocupante escalamiento de la violencia. ¿Preocupante para quién? No hay respuesta internacional alguna, ni siquiera hay reportes en la prensa ya que la atención se centra en Siria.

Por si no fuera suficiente la violencia generada por Daesh, muchas de las víctimas mortales son producto de las acciones de diversas milicias, el ejército iraquí, ataques aéreos de los distintos países que luchan contra el grupo fundamentalista, enfermedades y malnutrición.

El reporte de la ONU no puede describir la totalidad de la brutalidad. Las cifras son frías, el sufrimiento y el olvido que sufren los civiles es una tragedia que no debe pasar por alto. Los crímenes perpetrados en la región son, sin duda, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y seguramente genocidio. Todos ellos de competencia internacional pero la reacción ha sido casi nula.

El caso de Irak y Siria recuerda un pasado que parecía superado. Daesh, al igual que el Jemer Rojo en Camboya en los 70, persigue a cualquiera considerado enemigo ideológico, esto incluye abogados, doctores, periodistas y líderes religiosos y sociales. Los testimonios de las víctimas y testigos narran la puesta en escena por parte de Daesh de espectáculos dantescos. Ejecuciones, descabezamientos, personas quemadas vivas o arrojadas de edificios, atropellamientos con autos pesados, es decir, el horror en pleno siglo XXI.

Las víctimas mortales se confunden con las del pasado, cientos de fosas comunes contienen a las víctimas de hoy junto con las del régimen de Sadam Hussein.

De todo este panorama desolador es del que escapan millones de personas de la región en busca de refugio en países vecinos y Europa. Cerrarles la puerta con argumentos xenófobos y de una falsa seguridad es condenarlos a muerte.

Además de Camboya no debemos olvidar lo ocurrido en la ExYugoslavia en los 90. Un conflicto que fue escalando, que era visto por televisión, que se permitió la escalada demencial y que terminó en genocidio.

¿Cuánto más debemos esperar? Ayer fue el día de conmemoración en memoria de las víctimas del Holocausto, ¿sirve de algo recordar si sigue ocurriendo?

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Experto en Derecho Humanos, historia mundial contemporánea, genocidios y relaciones internacionales.

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