Amor y parejas
Por: Erick Pinedo
Descubre por qué sentimos celos, cómo se relacionan con heridas de la infancia y qué hacer para sanarlos desde la raíz.
¿Te ha pasado que, aunque todo va bien con tu pareja, una vocecita interna empieza a imaginar escenarios catastróficos? Tipo: “seguro ya está viendo a alguien más” o “ya no me pela igual, seguro me va a dejar”. Aquí te diremos por qué sentimos celos y qué hacer.
Resulta que esos celos que te dan pena admitir, y que a veces te hacen reaccionar como si fueras parte del elenco de una telenovela, no nacen de la nada. Son la punta del iceberg de algo más profundo: una herida de infancia que sigue sin cerrar.
Según la teoría del apego desarrollada por John Bowlby y ampliada por Mary Ainsworth, durante el primer año de vida necesitamos crear un vínculo seguro con nuestra figura de cuidado principal (casi siempre mamá). Si ese vínculo no se dio de manera consistente —aunque haya estado físicamente—, nuestro cerebro lo interpreta como abandono. Y aquí es donde se siembra la semilla de los celos.
Esa falta de cariño inicial nos deja buscando eso que no recibimos de bebés en todas nuestras relaciones adultas: contención, seguridad, amor incondicional. Así que, cuando sentimos celos, en realidad está saliendo la herida diciendo: “no me lo quites, es mío y me muero si se va”.
También lee: Donde hubo fuego… ¿Por qué me dan celos el ex de mi pareja?
La Universidad de Harvard explica que este tipo de reacciones emocionales tienen raíces profundas en la memoria de los bebés, y que muchas veces actuamos de forma impulsiva como mecanismo de defensa ante el miedo al abandono.
Ver esta publicación en Instagram
Lo más cañón es que los celos no son señal de que ames mucho, sino de que tu niño interior sigue haciendo berrinche. Es como si una parte de ti no hubiera superado esa etapa en la que creías que, si tu mamá no te miraba, ibas a desaparecer del planeta.
La Facultad de Psicología de la UNAM señala que los celos surgen cuando hay una sensación de amenaza a una relación importante, y que suelen estar vinculados a una autoestima frágil, miedos y a experiencias tempranas no resueltas. Y sí, puedes tener todo el combo ganador (pareja estable, amor correspondido, seguridad), pero si esa herida no está sanada, tu sistema nervioso va a prender las alarmas, aunque no haya humo.
También lee: Señales de que eres celoso ¡Es momento de salir del clóset!
Sanar los celos es un proceso de autoconocimiento, no de andar monitoreando el WhatsApp de tu pareja como agente secreto. Aquí van algunos pasos con sustento clínico y mucha dosis de amor propio:
También lee: Tips pa’ vivir con una pareja desordenada ¡Entre montañas de ropa sucia!
Sentir celos no te hace un monstruo, te hace humano. Pero vivir gobernado por ellos sí puede romper tus relaciones. Sanar la herida del abandono no es fácil, pero tampoco imposible. Es dejar de buscar afuera lo que solo tú puedes darte: amor, presencia y certeza. Porque al final del día, el verdadero vínculo empieza contigo.
También lee:
Por: Erick Pinedo