¿Expectativas demasiado altas?

Muy probablemente no te vas a enamorar de un príncipe que vuela en una alfombra mágica porque, pues, no

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No creas que cada vez que te agarres del chongo con tu pareja va a armar un flashmob en el metro Balderas para pedirte perdón. Decirte que te apegues a expectativas realistas suena horrible pero no es que te conformes, solo que seas congruente con tu relación.

Las expectativas pueden definirse como la otra cara de las obligaciones: si alguien tiene una obligación contigo, tú esperas que se cumpla. Por eso, cuando se trata de una relación de pareja, estas “obligaciones” y “expectativas” tienen que ser congruentes con la naturaleza de la relación: no esperarías que por tomar un café con alguien te dé un anillo, ¿o sí? Hay que entender que las dos personas que conforman la pareja tienen diferentes creencias, formación, familia, por eso no puedes esperar algo de tu pareja basado en un pasado desastroso que quieres sanar o en una vida de princesa de Disney.

Pero si dejas ir poco a poco tanta fantasía y empiezas a apreciar las cosas pequeñas, el eje de tus expectativas va a moverse de “¿por qué no actúa como Leo en Titanic?” a “neta, ando con un tipazo”.

Reclamas más de lo que amas.
Si te la vives diciendo: “es que yo esperaba que tú…”, es porque tu pareja no sabe que esperas eso, ya sea porque no te comunicas bien o de plano no tiene ganas. Una vez superada la etapa de la ceguera, pregúntate si aceptas a tu pareja tal como es.

Andas de pica flor. 
Si brincas de relación en relación buscando a la persona ideal, pero nomás no cumplen con tu pergamino de requerimientos, estás volando en otra realidad.

Todo el tiempo dices “tendrías que saber”.
Muchas veces las parejas dan por hecho que el otro tiene la obligación de saber exactamente lo que está pensando. ¿Pooor? Cuando eras niño y no sabías hablar tus papás cumplieron esta función; no dejes que ese instinto infantil salga  a relucir con tus parejas. Dile adiós a la fantasía de que la otra persona te conoce y te quiere tanto que sabrá perfectamente qué hacer par que te sientas feliz.

Crees que las relaciones son pura miel sobre hojuelas. 
No hay nada malo en querer una relación dulce y cursi, pero esperar que el fulano te lleve flores todos los días o que jamás tengan un desacuerdo es demasiado. Deja ir las fantasías y concéntrate en lo bueno que hay.

Estás bien frustrado.
No te aguantas ni solo, así que pregúntate ¿qué es lo que no es suficiente?, ¿el tiempo que pasas juntos?, ¿la profundidad de las conversaciones?, ¿el sexo?, ¿los detalles?, Revisa qué es lo que te pasa y si tu pareja neta tiene la capacidad de cumplir estas necesidades.

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