¿Pooor?
Por: Constanza Soto
Te contamos qué es un sismo, cómo se forma, y la manera de prepararte antes, durante y después de un temblor.
“No corro, no grito, no empujo.” Seguro lo conoces. Pero entender por qué tu colonia tiembla distinto —y qué hacer antes, durante y después— puede marcar la diferencia. La Ciudad de México se levanta sobre antiguos lagos, y el tipo de suelo en cada zona amplifica (o no) las ondas sísmicas. Hoy te explicamos el mapa invisible bajo tus pies, te damos un plan realista para estar preparado y te contamos en qué partes de la CDMX los sismos se sienten con mayor intensidad.
A veces se nos olvida, pero la Ciudad de México creció sobre los lechos de Texcoco, Xochimilco y Chalco. En esas zonas quedaron arcillas blandas con alto contenido de agua: cuando llega un sismo, el terreno se comporta como gelatina y amplifica y alarga el movimiento. Traducción, cuanta más agua atrapada, mayor movimiento y más riesgo.
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La Ciudad de México está dividida en tres tipos de suelo sísmico según su capacidad de amplificar (o no) los movimientos telúricos:
Suelo firme o de lomas (menor intensidad): terrenos rocosos o materiales consolidados donde los temblores se sienten menos. Aquí se ubican partes altas de Álvaro Obregón, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Tlalpan y ciertas secciones elevadas de otras alcaldías.
Suelo de transición (intensidad media): zonas mixtas entre suelos blandos y firmes; ejemplos incluyen Azcapotzalco, Benito Juárez, partes de Miguel Hidalgo y Coyoacán.
Suelo blando o de lago (alta intensidad): áreas con depósitos lacustres, rellenos, materiales sueltos con agua subyacente, como Venustiano Carranza, Xochimilco, Iztapalco, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero y Tláhuac. En estas zonas los temblores se perciben más fuerte y por más tiempo.
La clave: en suelo blando los sismos “se amplifican” y se sienten con más violencia, en firme mucho menos. No es azar, es física del suelo, su composición y su geometría.
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La memoria del 19 de septiembre no es un ritual: es una rutina de autocuidado colectivo. El suelo no lo eliges, tu nivel de preparación, sí. Define tu punto de reunión, arma tu mochila de 72 horas, aprende a cerrar gas y luz, y acuerda con los tuyos qué hacer cuando todo se mueva. La ciudad no puede mover sus antiguos lagos, pero tú sí puedes decidir cómo actuar para que el próximo sismo te encuentre listo.
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Por: Constanza Soto