Lo estúpidamente interesante de las papas fritas

Aquello de “A que no puedes comer solo una”, no fue un slogan publicitario, fue una amenaza cumplida.

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Hola, me llamo Eduardo y soy adicto a las papas fritas (Ahí todos me dicen: ¡Hola Eduardo!)

Si quieren verme encarnado en princesa rabiosa, entonces atrévanse a meterle mano a mi bolsa de papas para despojarme de una de ellas preguntando “¿Me das una?”. Aunque sé que no estoy solo, porque muy secretamente somos muchos los que estamos convencidos de que incluso, las ordenes de papas a la francesa NO ESTÁN HECHAS PARA COMPARTIRSE. Entiendan que para los adictos a las papas fritas, aquello de “A que no puedes comer solo una”, no fue un slogan publicitario, fue una amenaza cumplida.

Sí, la adicción a las papas fritas es real, verídica y comprobable y hasta parecida a la adicción a la marihuana, o al menos esa es a la conclusión que llegaron en 2014 los investigadores del Instituto Italiano de Tecnología de Génova en colaboración con la Universidad de California, los cuales aseguran que la satisfacción que experimentamos al ingerir la grasosa botana es causada por unos mentados endocannabinoides, que produce el intestino y son llamados así porque tienen efectos muy similares a los cannabinoides que tiene la marihuana. El caso es que, según el estudio, los endonannabinoides activan otras células que, a través de sustancias químicas, provocan reacciones voraces en nuestro apetito, razón por la cual no podemos comer sólo una.

Y pues aprovechando dicho estudio y ya que estamos en eso de las adicciones, pues en Ámsterdam a la cadena de comida rápida Manneken Pis, se le ocurrió la pacheca idea de acompañar sus papas a la francesa con una mayonesa a la marihuana. Pero como ya es suficiente con una adicción, pues el aderezo solo sabe a marihuana, no provoca ninguno de los conocidos efectos de la plantita. Y a mí que me da asco porque mi esposo (otro adicto a las papas fritas), le pone salsa Maggie a sus papitas.

Aunque hay otro estudio realizado por la Universidad de Toronto, al que me gustaría aferrarme ciegamente, el cual asegura que las papas fritas son sanas para nuestro organismo, siempre y cuando se consuma algún tipo de proteína antes que los hidratos de carbono. También destacó que este tubérculo frito aporta más vitamina C que las naranjas o el plátano. Eso sí, el estudio no dice nada de darnos atascones de crujientes, deliciosas y gruesecitas rebanadas o tiritas de papa bien fritas por fuera, pero suavecitas y humeantes por dentro, salpicadas de sal y bañaditas de salsa que nos obliga a chuparnos los dedos con cada papita que nos llevamos a la boca. Pero ni saliven, porque neta, de eso no dice nada el fregado estudio, porque si lo hacemos terminamos con lonjas hasta en los codos.

La cruel realidad está más apegada a la investigación realizada por el Brigham and Women’s Hospital y de la Escuela de Medicina de Harvard, en la que descubrieron que comer cuatro o más porciones de papas a la francesa por semana, se asocia a un mayor riesgo de hipertensión, comparado con la ingesta de menos de una porción al mes. La buena noticia es que el consumo de papas fritas, las de rebanadas delgaditas, no se relacionó con ningún aumento de la presión ¡AGRADEZCAMOS EL MILAGRO!

Y, por último, si ustedes también son adictos a las papas fritas y algún día andan por la ciudad belga de Brujas, tienen que visitar el Frietmuseum o Museo de la Papa Frita, fundado en 2008, el primer y único museo del mundo dedicado a este engordador alimento, y una de las comidas más típicas de Bélgica.
papasfritasTermina su columna y le pone más Valentina a sus papas porque no quiere ser rehabilitado.

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2 COMENTARIOS

  1. revistamoi @eliniestae hahahaha el balconazo a tu sr. Esposo, siendo franco él si sabe lo que hace… Termina su comentario y compra papas.

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