Las mudanzas y los bichos

Por mucho cansancio que te genere una mudanza, siempre habrá una cosa que se empaca y desempaca sola.

El solo hecho de pensar en mudanza ya genera cansancio: empacar cajas y cajas para después tener que desempacarlas en el nuevo hogar. Hay algo que no necesita empacarse y va a todos lados con nosotros, siendo más indispensable que todos los libros, discos y ropa que tenemos: el microbioma.

Las bacterias que viven en nosotros no solo están en las entrañas, sino también sobre nuestra piel, en la nariz, boca y demás recovecos. Es como si cada persona tuviera un halo o nube de microbioma que le acompaña a todos lados, y del cual va dejando rastro en todos esos lados.

Esta identidad microbiomiana se extiende fuera del cuerpo humano y tiene la capacidad de colonizar en tan solo tres horas un cuarto de hotel; en un día entero ya habrá hecho de una nueva casa su territorio.

Y no solo de las casas. La firma bacteriana entre personas que comparten casa es casi idéntica entre esas personas, y se parece menos que al de las personas que viven en otros lugares. Además, entre más espacios compartan, más parecidos su microbiomas. Por ejemplo, en una casa donde dos roomies comparten baño pero un tercero tiene el suyo propio, podríamos saber solo revisando los microbiomas quiénes son los menos afortunados que están pagando menos por un baño compartido.

Al analizar las bacterias en una casa se puede saber cuántas personas y mascotas viven ahí, cómo interactúan, y en el futuro se espera que se pueda saber si extraños entraron a una casa, por ejemplo visitas cómodas o incómodas, como ladrones.

En la próxima mudanza que hagas que esto te sirva de consuelo: aunque te tardes semanas en desempacar todo, tu microbioma se habrá desempacado solo.

Referencia:
Longitudinal analysis of microbial interaction between humans and the indoor environment

¿Te gustó esta nota? Califícala