Derrota a la procrastinación de una vez por todas

No es normal vivir echado y sin ganas de hacer nada. Lo bueno es que lo puedes cambiar

Seguramente has pasado horas en la fila de la verificación por esperarte al último día. O, si vives solo, te has dormido muerto de hambre 
con tal de no servirte ni un cereal, así estés desmayado. La flojera, conocida en ámbitos científicos como procrastinación, vive en nosotros, pero no 
se apodera de todos si no la dejamos. Conócela y derrótala con estos pasos.

La flojera, h**va, flaca o más formalmente procrastinación es un fenómeno generalizado y se refiere a retrasar voluntariamente una actividad importante a pesar de las consecuencias negativas.

Normalmente ocurre con tareas vistas como aversivas que llevarán a un estado de ánimo negativo, pero también pasa con cosas que son buenas para nosotros como hacer ejercicio o terminar la tarea. Básicamente, la flojera es no hacer algo que sí podrías hacer solamente por falta de ganas o motivación.

En algún punto todos hemos postergado pero no todos nos volvemos procrastinadores crónicos. Estudios científicos reportan problemas en el autocontrol y regulación emocional, dificultades para controlar el deseo por actividades placenteras inmediatas, preferencia por recompensas inmediatas versus futuras, incapacidad para retrasar la gratificación. O sea, ser un flojo profesional.

Y aparte de malas
El mal humor no es solo resultado de la procrastinación sino que también la crea, es decir, que elegir retrasar algo de forma voluntaria, independientemente de nuestra intención, se asocia con estados emocionales negativos como ansiedad, preocupación y depresión. Nos inclinamos por actividades con recompensa inmediata para sentirnos mejor. La cosa es que todas estas conductas se convierten en un círculo vicioso del cual no podemos escapar.

Como siempre, culpemos a la evolución
Nuestros ancestros nómadas necesitaban guardar su energía para tareas importantes como, pues, sobrevivir. Planear cosas a largo plazo no era algo que hiciera sentido en su vida, entonces buscaban cosas que les dieran gratificación instantánea. Y aunque hoy ya no necesitamos conservar nuestra energía para huir de un animal feroz que nos quite la comida, nuestro instinto sigue siendo el modo ahorro de energía. Ahora, con todas las facilidades que tenemos en la vida, pensar en algo que nos saque de la comodidad nos causa una ansiedad infinita.

Neurológicamente, la procrastinación se atribuye a una hiperactividad de la red neuronal de modo predeterminado, que a grandes rasgos se encarga de la actividad consciente cerebral. La corteza prefrontal medial (MPFC) y la corteza cingulada posterior (PCC), ambas ubicadas a lo largo de la línea media del cerebro, junto con las regiones parietal inferior y temporal media, son las que influyen en este asunto. La corteza prefrontal falla en controlar esta red y entonces no podemos pararnos de la cama.

La buena noticia es que podemos entrenar a nuestro cerebro a no dejar los pendientes al yo del futuro y el tratamiento de padecimientos como la depresión y la ansiedad podrá ayudarnos a mejorar.

Estas recomendaciones te pueden ayudar a dejar atrás la flojera

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