mujer comiendo uñas

¿Por qué nos comemos las uñas?

Ansiedad y estrés son algunas de las razones por las que nos comemos las uñas, lee esto y ya no volverás a hacerlo.

Para empezar no todos se las comen. Sólo el 10% de las personas que tienen el hábito de arrancarse las uñas con los dientes se las tragan. Y sí, las pobres uñitas terminan aventándose el inhóspito viaje por el tracto digestivo del o la muerde uñas en cuestión.

Clínicamente a esta mala costumbre se le conoce como onicofagia y está catalogada como un trastorno de origen nervioso asociado con la ansiedad, la depresión y la angustia. De hecho, en el 2012, la Asociación Americana de Psiquiatría reclasificó el hábito de morderse las uñas como una forma de trastorno obsesivo-compulsivo, junto con otras formas de patologías, ya que muchas de las personas que padecen esta condición lo hacen sin darse cuenta y por lo tanto no lo pueden controlar.

Hay un buen de estudios y especialistas aseguran que tres de cada 10 personas en todo el mundo se mordisquea las uñas y que este hábito es más común entre los jóvenes de 21 a 25 años. También está comprobado que más del 50% de la población se muerde las uñas durante alguna etapa de su vida.

Eso sí, uno de los estudios más clavados en el tema es el que realizó la Universidad de Montreal, en el que llegaron a conclusiones harto interesantes. Por ejemplo, que sólo el 10% de los muerde uñas terminan tragándoselas, sin que esto represente ningún riesgo para su salud, ya que las uñas ingeridas entran y salen del tracto digestivo completamente intactas. Hagan de cuenta como cuando comen elotes y no los mascan bien. Igualito.

Según la investigación de los canadienses también se determinó que las personas que se muerden las uñas son perfeccionistas, impacientes y se aburren fácilmente; por lo que se ven obligados a realizar un comportamiento repetitivo en su cuerpo. Por eso, los investigadores aseguran que estas manías cumplen un propósito temporal cuando no se es capaz de controlar la energía o las emociones, y es por eso que dejar de morderse las uñas resulta tan difícil como dejar de fumar.

Aunque según la Universidad del País Vasco, España, morderse las uñas y sacarse los mocos con los dedos estimula la producción de dopamina, la cual nos ayuda a regular situaciones de angustia y estrés. Por lo tanto, y según esta investigación, andar de come uñas y escarbarse la nariz con los dedos ayuda a la relajación y nos ahorra harto varo en clases de yoga.

Y chance y sí, porque cuando mi hermana y yo estábamos peques (6 y 5 años respectivamente), ella agarró la manía de morderse las uñas y yo de sacarme los mocos, por lo cual a mi mamá se le ocurrió la brillante idea de quitarnos la “fregada maña” poniéndonos chile en los dedos. Pero no funcionó, porque resulta que a mi hermana hasta le gustó, y luego le andaba pidiendo que le pusiera más chile en las manos para seguirse comiendo las uñas. A mí obvio no me gustó andar con la nariz enchilada, pero la solución fue no sacarme los mocos en frente de ella.

En fin. Si ustedes son de esos incomprendidos muerde uñas o come uñas (según sea el caso), y no han tenido éxito en sus intentos por dejar (y cito nuevamente a mi madre) “esa fregada maña”, les voy a dejar por aquí uno que otro dato, para que a modo de terapia de confrontación entiendan que solitos se están poniendo en la madre, pero a ver ¿Quién les manda?

Así que mejor piénsalo dos veces antes de echar besos con alguien que se muerde las uñas.

Termina su columna y le marca a su mamá para reclamarle por haberle enchilado la nariz ¡QUE TRISTE DEVERAS!

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