trump destrozado

El candidato ideal para el peor momento

Estamos en un cambio de paradigma. Difícil saber el resultado, no será ni fácil ni terso.

Sorpresa o ya no tanto, Donald Trump ganó la presidencia del país más poderoso del mundo. Después de meses en que nadie creía que podría ser el candidato republicano se levantó fácilmente con el triunfo en las primarias; después de varios momentos en que se pensaba que su candidatura a la presidencia terminaba por falta de apoyo de la estructura republicana y por declaraciones racistas, xenófobas, misóginas o tontas, la realidad se mostró de manera contundente.

La derrota de los demócratas no fue solo en la presidencia, lo fue en el senado, la cámara de representantes y lo será en la nueva conformación de la Suprema Corte. Estados Unidos es un país más dividido y con un sector de la población con un profundo odio, resentimiento y miedo que suele no ser considerado.

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Ahora hay voces que tratan de tranquilizar diciendo que una cosa es el candidato y otra el presidente, que Trump se moderará. Esas voces expertas han mostrado su incapacidad de entender la nueva realidad, esa realidad que emerge no solo en Estados Unidos sino en todo occidente. Una sociedad pragmática, con nula empatía y compromiso colectivo, lejana a los valores que sustentaron el origen de la civilización que se pretendió construir luego de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, una sociedad fragmentada en individuos que buscan el “éxito” a cualquier precio, grupos sociales que se ven a sí mismos y se escuchan entre sí, y una clase política que tampoco ha estado a la altura.

Trump no es el problema, es un síntoma al igual que lo fue la clase política que empujó al Brexit o lo son los múltiples líderes ultranacionalistas que emergen en Europa y que son primos hermanos de los fundamentalistas de medio oriente. También lo son las personas que pretenden entender y activarse desde el mundo digital, únicamente desde allí.

Ahora por todo el mundo hay grandes colectivos, muy grandes, que encuentran unidad al escuchar sus demandas en el espacio político público, eco a su odio, su resentimiento y sus miedos. Ahora están empoderados, ahora exigirán, ahora actuarán.

Nada ha sido casual, la desconfianza en las clases políticas de todo el mundo está bien sustentada, las instituciones muestran su sesgo hacia los grandes intereses, décadas de políticas fallidas, un mundo cada vez más corrupto y que no garantiza un futuro mejor. El modelo debe ser repensado, lo harán ambos extremos: conservadores y liberales. En algunas áreas avanza la agenda conservadora y en otra como en la despenalización de la mariguana avanza la idea liberal.

Las reacciones en distintos países muestran la preocupación.

Alemania: la ministra de defensa declaró estar en profundo shock por los resultados y expresó su preocupación por la paz global. El partido anti inmigrante se mostró satisfecho con los resultados.

Austria: El partido de extrema derecha se asumió como el representante de las fuerzas que ahora echan fuera a los políticos del establishment y ven en Trump a un aliado.

Francia: El ministro del exterior ve complejo llegar a acuerdos con Trump y teme por el climático y la guerra en Siria.

Los mismos miedos surgen en las clases políticas tradicionales de todo el mundo, por otro lado los extremistas ven en Trump un ejemplo a seguir.

Estamos en un cambio de paradigma. Difícil saber el resultado, no será ni fácil ni terso.

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