Lo estúpidamente interesante de los despertadores

58% de las personas consideramos el sonido del despertador, como una de las cosas más irritantes y estresantes que puedan existir.

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¿O a poco creen que esta bonito eso de despertar todos los días con la tremenda exaltación que nos mete la maldita alarma del despertador?

Aunque bueno, ya son muy pocas las personas que usan un verdadero reloj despertador como tal; ya que el estricto protocolo millennial nos indica programar la alarma del celular y dormir con él muy pegadito a la cama o de plano debajo de la almohada. Y esto es algo que hacemos chavos-rucos y millennials por igual para decir: ¡Buenos días señor sol! A excepción de los que nos paramos mucho antes que el huevon Señor Sol. Claro está.

La cosa está así. Los especialistas del sueño indican que cada que suena la maligna alarma del despertador o del celular para obligarnos a despertar en friega, nos produce un estado bien cabrón que se conoce como inercia del sueño, el cual nos deja en modo de somnolencia y desorientación hasta por 40 minutos. Luego por eso uno anda haciéndose el licuado sin tapar la licuadora y a las 5 de la mañana tiene que andar limpiando avena del techo. A ustedes también les ha pasado ¿no?

Y no solo eso, de acuerdo con una investigación de la revista Industrial Health, cuando nos arrancan de sopetón de nuestro sueño, el sistema nervioso hace que aumente la presión arterial del cuerpo produciendo una aceleración en la frecuencia cardíaca. Lo que significa que el mentado despertador nos despierta todos los días con un pinche sustote.

Tampoco importa mucho que como alarma del despertador usen la rola más suavecita de The Beatles o el mismísimo Himno a la alegría, porque después de una semana van a terminar odiando esa rola o poniéndose bien histerias cuando la escuchen en otro lugar o a cualquier otra hora del día. De hecho, según una encuesta europea, el 58% de las personas consideramos el sonido del despertador (sea cual sea), como una de las cacofonías más irritantes y estresantes que puedan existir, superando incluso al molesto ruido de los cláxones en el tráfico.

Y para todas esas personas que se niegan a renunciar a sus sueños y todas las mañanas aplican la de: “cinco minutos más”, les tengo malas noticias. De acuerdo a los expertos en el tema del sueño, esta milenaria costumbre humana de darse una propinita de sueño es más mala que un discurso de Esteban Arce, ya que el “descanso” de esos cinco minutos extra de sueño no es reparador, al contrario, solo nos adentra al inicio de una etapa de sueño profundo y como el despertador vuelve a sonar cinco minutos después, lo único que conseguimos es reafirmar la inercia del sueño, haciendo que durante el día andemos todos tarugos, con dificultad para recordar las cosas, menor capacidad de reacción y disminución del rendimiento durante la jornada laboral. ¿Ya ven por qué la Bella Durmiente no agarró y dijo “cinco minutos más”?

Y tal vez ya hayan notado que su reloj interno es mucho más eficiente que el del celular, y muy frecuentemente se despierten hasta 10 minutos antes de que suene la alerta de despertador, si eso les pasa, entonces ese es el mejor momento para levantarse y evitar todo el desmadre que provoca en nuestro organismo el pinche despertador.

Termina su columna y pone una rola de reggaeton como alarma para obligarse a despertar antes de que suene.

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