¿Cómo superar los miedos en niños?

Los temores son frecuentes durante la infancia y varían de acuerdo con la edad, la personalidad y la historia de vida de cada niño.

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El miedo se trata de una emoción que tiene una finalidad: la supervivencia, es decir, nos previene de circunstancias que representan peligro. Por ello, si observas que tu hijo tiene miedo, no debe ser motivo de preocupación, ya que es parte de su desarrollo psicológico.

Cómo evoluciona

Es común que los niños más pequeños se inquieten al separarse de sus padres o al tener contacto con personas u objetos desconocidos. Durante el proceso de control de esfínteres, no es rara la aversión a los inodoros. Después, entre los cuatro y seis años, pueden impresionarlos algunos animales, como perros o insectos, personajes fantásticos –brujas, monstruos o fantasmas–, o bien, la oscuridad. Entre los ocho y 12 años, los miedos se proyectan en situaciones por lo general relacionadas con la posible pérdida de la gente que aman, desde la muerte hasta las enfermedades o los desastres naturales.

Este cambio relacionado con la edad se debe a las posibilidades cognitivas y psicológicas en cada etapa de desarrollo.

9 tips para ayudarlo

1. No ignores su preocupación: Escucha con atención lo que dice y dale un sentido real a lo que está sintiendo. Por ejemplo, si se trata de algo extraño que percibe en su cuarto, prende la luz y pídele que verifique que no hay nada.

2. Crea empatía: Menciónale de vez en cuando que a todos nos asusta algo. Esto le dará la certeza que son comunes y de que es posible superarlas.

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3. No te burles: Ridiculizarlo o hacerle sentir que su inquietud no tiene importancia dañará su autoestima.

4. No promuevas fantasías negativas: Hablar de cosas irreales para evitar ciertos comportamientos como amenazarlo con que “el coco”, el señor del costal o la bruja van a venir por él si no actúa como esperas es contraproducente, estás formando una personalidad aprensiva.

5. No fuerces situaciones: Obligarlo a que se aproxime a las cosas que lo perturban es un error que intensificará el problema. Él puede intentarlo siempre y cuando se sienta preparado y exprese su deseo hacerlo.

6. Anímalo poniendo el ejemplo: Unos padres relajados infunden serenidad en sus hijos. Si algo te perturba es respetable y entendible; quizá no soportes las alturas, pero intenta enseñarle a tu niño a ser precavido sin que le transmitas tus inseguridades y obsesiones.

7. No mientas: Esconder que algo que no le agrada está cercano solo ocasionará que lo tome por sorpresa y, por ende, que su respuesta se magnifique; así terminará incluso por desconfiar de ti. Lo ideal es que advierta con anticipación lo que va a suceder, para que tome precauciones.

8. Bríndale herramientas: Este punto está ligado al anterior. Tras advertirle sobre la posible presencia de algo que lo intimida, deja que plantee soluciones, como tener una lámpara a la mano si se trata de una fobia a la oscuridad, dejarle el número de tu celular para que llame en caso de no estar contigo o llevar un objeto a la escuela un objeto que lo haga sentir seguro. Lo importante es que sienta que tiene cómo resolver lo que le preocupa.

9. Valida sus sentimientos: Hazle saber que has pasado por el mismo tipo de circunstancias en las que has actuado de modo similar a él y que estos sobresaltos son parte de un impulso necesario para la supervivencia.

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